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Los servicios funerarios en Cuba han sido un tema de discusión constante a lo largo de los años. Las demoras en el traslado de los fallecidos, los problemas relacionados con la calidad de los ataúdes y las limitaciones en el mantenimiento de funerarias y cementerios son algunas de las problemáticas que la prensa ha abordado, aunque la situación es aún más compleja.
El caso más reciente se registró en Ciego de Ávila, donde solo 8 de los 19 carros fúnebres disponibles en esta región están operativos; el resto se encuentra fuera de servicio debido a fallas o bajas. Las localidades de Baraguá y Venezuela, de hecho, carecen completamente de vehículos, lo que ha llevado a que se coordinen los traslados desde otras áreas.
El periódico Invasor señala que el retraso en la reparación de estos vehículos se debe principalmente a la escasez de piezas de repuesto y a la falta de un mantenimiento adecuado. El ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, mencionó la posibilidad de que algunas MiPymes se encarguen de la reparación de estos vehículos.
Esta misma fuente indica que la fábrica de ataúdes de esta provincia central enfrenta serios problemas relacionados con la calidad de la madera y la carencia de carpinteros, lo que, evidentemente, impacta negativamente en la producción de féretros. A este panorama se suma el estado de las funerarias y cementerios, con cinco instalaciones actualmente en proceso de reparación.
Ciego de Ávila no es un caso aislado; la crisis en los servicios funerarios afecta a toda la isla. Muchos cubanos se han visto obligados a «ingeniar» soluciones para poder enterrar a sus seres queridos, lidiando con una serie de inconvenientes que incluyen la escasez de combustible, el maltrato, la falta de carros fúnebres y las condiciones ruinosas de muchos cementerios en el país.