Foto: RL Hevia
La realidad de que solo 15 de los 36 centrales azucareros en Cuba estén en funcionamiento durante la presente temporada evidencia el deterioro de una industria que en tiempos pasados cubría la demanda nacional y se posicionaba entre los principales exportadores del mundo.
La situación de la zafra para 2024-2025 no es desconocida. El año anterior, aunque contaron con 25 centrales, no se logró cumplir con el plan previsto, lo que deja entrever un panorama poco alentador.
La escasa producción ha llevado al Gobierno a importar azúcar durante varios años para satisfacer la demanda que se destina a la canasta básica de alimentos.
De acuerdo con informes de medios nacionales, la falta de mano de obra tuvo un impacto directo en la baja producción del año que está concluyendo, lo que llevó a la contratación de «personal adicional» e incluso a la integración de reclusos en las labores.
Este contexto impulsó la adopción de medidas específicas bajo la premisa de una posible recuperación. Las acciones se enfocaron en la renegociación de deudas –incluso hasta en tres ocasiones–, el incremento del precio de la caña y la atención diferenciada a jubilados para seguir activos en el sector.
Sin embargo, estas medidas no han dado resultados y, a la luz de la producción de azúcar, parece que esta zafra será la menos ambiciosa de la historia reciente.
El propio diario oficialista Granma reportaba desde Matanzas, citando a un directivo del sector en la provincia, que «en más de 40 años de preparación de centrales para la molienda de azúcar, nunca vi tantas limitaciones para poner en marcha la industria».
Entre las principales dificultades que impiden cumplir con lo mínimo planificado se encuentran la considerable obsolescencia tecnológica de los ingenios, la falta de combustible para las labores mecánicas en el corte de caña, una mala dirección en los procesos de molienda y el incumplimiento de los mantenimientos necesarios a la maquinaria industrial.
¿EL MILAGRO EXTRANJERO?
Conscientes de que la industria azucarera cubana no volverá a ser lo que fue, el Gobierno busca atraer inversión extranjera para revitalizar la zafra, promoviendo la ejecución de 16 proyectos con capital foráneo destinados a la modernización de los centrales azucareros y la construcción de un ingenio nuevo.
La meta es rehabilitar las distintas áreas de las fábricas de azúcar crudo para asegurar una mayor eficiencia industrial y operativa que permita un incremento en la producción.
No obstante, mientras los dirigentes aguardan la llegada de estas inversiones, el pueblo cubano sigue enfrentando la escasez de azúcar refinada (o incluso de la azúcar cruda conocida como «negra»), ya que el bajo rendimiento productivo ha resultado en la reducción de las entregas a la industria de grandes cantidades del producto.
La alternativa para el cubano común es pagar 600 pesos moneda nacional por un kilo, equivalentes a unos dos dólares en el mercado informal, debido a la incapacidad de un sector productivo, al igual que ocurre en prácticamente todo lo relacionado con la agricultura en la isla.
Lo cierto es que la recuperación del sector parece avanzar en sentido contrario, llegando al punto de considerar la zafra en Cuba como un vestigio del pasado, sin posibilidades de resurgimiento.