Foto: Jorge Luis Borges
El verano astronómico inicia hoy 21 de junio, marcando el día más extenso del año: el solsticio de verano. Sin embargo, las altas temperaturas se han sentido desde hace varias jornadas atrás.
Astronómicamente, el solsticio de verano ocurre cuando el semieje del planeta está máximo inclinado hacia la estrella de su órbita, lo que causa que este día sea el más largo del año. En el hemisferio opuesto, se experimenta el día más corto del año y la llegada de la estación opuesta.
Este año, el verano tendrá una duración de 93 días, finalizando el 23 de septiembre para dar paso al equinoccio de otoño. Es importante resaltar que el solsticio de verano no se produce cada año exactamente el mismo día ni a la misma hora.
Este es el día más extenso precisamente porque, debido a su mayor inclinación, la Tierra recibe cantidades diferentes de luz solar en sus diversas zonas superficiales.
Así, en el hemisferio norte se experimenta el día más largo del año y la noche más corta, mientras que en el sur ocurre lo contrario.
Cada año suceden dos solsticios: el primero en junio, que da la bienvenida al verano, y el segundo en diciembre, entre los días 21 y 22, que da la bienvenida al invierno.
Científicamente, la NASA explica que la Tierra orbita alrededor del Sol en un ángulo, y su eje inclinado siempre apunta en la misma dirección. Por lo tanto, durante el año, diferentes regiones de la Tierra reciben los rayos directos del Sol. Cuando este alcanza su punto más alto en el hemisferio norte, se produce el solsticio de verano.
En este instante, el Sol está directamente sobre el Trópico de Cáncer, haciendo que todos los lugares al norte de este disfruten del día más largo del año. Sin embargo, desde días anteriores, los días han comenzado a alargarse y luego comenzarán a acortarse nuevamente.
Algunos rituales y celebraciones del solsticio de verano
Uno de los monumentos más emblemáticos relacionados con el solsticio de verano es Stonehenge, ubicado en el Reino Unido.
Este monumento, compuesto por grandes bloques de piedra de la Edad de Bronce, atrae a una gran cantidad de personas cada año coincidiendo con esta fecha, ya que al inicio del solsticio, cuando sale el sol, su luz atraviesa exactamente el eje central del conjunto de rocas.
En España, el solsticio de verano se vincula con la víspera de la celebración de San Juan. Aunque es un error pensar que coincide cada año con la noche más corta, esta festividad se celebra siempre el 24 de junio.
No obstante, se llevan a cabo rituales para que esta celebración marque el solsticio. Por ejemplo, se encienden hogueras «para dar más fuerza al Sol», ya que a partir de este día, aunque parezca contradictorio, el Sol se «debilitará», resultando en días progresivamente más cortos y comenzando la transición hacia el otoño.
Los más supersticiosos siguen la tradición de escribir en un papel aquello de lo que desean deshacerse y luego quemarlo en una hoguera. Se cree que esto atrae la felicidad y la buena suerte.