La historia se reproduce, ya que con cada nueva cepa de COVID-19 surgen lentamente nuevas mutaciones. Esta semana, el descubrimiento de una subvariante de Ómicron, denominada por los científicos BA.2, ha acaparado la atención mundial. Pero, ¿qué se conoce de ella hasta ahora?
La Organización Mundial de la Salud ha instado a las autoridades sanitarias de cada país donde se han detectado casos a investigar el comportamiento y las características de esta subvariante. La BA.2 ha sido identificada en países como India, Dinamarca, Reino Unido, Francia, Estados Unidos y España.
Uno de los aspectos más relevantes hasta el momento es la posible característica silenciosa de la variante. Expertos advierten que las pruebas PCR, que son la herramienta principal para medir el avance de la epidemia y que siguen siendo la manera más confiable de determinar si un individuo porta el virus, podrían no detectar el sublinaje de Ómicron. Esto representaría un inconveniente para conocer el nivel de circulación y las cifras reales de contagios.
Este hecho se fundamenta en que la subvariante no presenta la mutación característica que se encuentra en el gen S, la cual permite que Ómicron sea identificada mediante PCR.
Dinamarca, uno de los países con mayores índices de secuenciación genómica del virus, fue de los primeros en señalar que la BA.2 podría haber llegado a ser la dominante, superando a la BA.1, al estar presente en el 82 por ciento de las muestras analizadas.
Por otro lado, el ministro de salud francés, Olivier Verán, mencionó el martes a la prensa que la subvariante tiene el potencial de infectar a aquellos pacientes que ya han superado Ómicron, a la vez que aseguró que es más contagiosa, considerando que en aquel país se contabilizaban cerca de 70 casos ese día.
A pesar de ello, aún no existen evidencias concluyentes sobre las características de esta subvariante en lo que respecta a la resistencia a las vacunas o su nivel de peligrosidad. Sin embargo, la hipótesis más probable es que no altere de manera radical la dinámica de la pandemia, a diferencia de lo que ocurrió con la llegada de Ómicron, que hoy es la variante predominante a nivel mundial y que obligó a los gobiernos a reinstaurar restricciones de movilidad. Según el virólogo cubano Amilcar Pérez Riverol, la BA.2 no parece causar COVID-19 más grave ni presentar un mayor escape inmunológico que la BA.1, aunque sus variaciones respecto a la cepa original podrían hacerla más transmisible, como explicó en un tweet.