Sustancia «El químico» amenaza a la sociedad cubana.

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Foto: Shutterstock

Texto: Hugo León

Desde hace algún tiempo, la familia cubana enfrenta una nueva inquietud que se suma a la extensa lista de preocupaciones que ya cargaba: el consumo de “el químico”.

En Cuba, la mayoría de la población está al tanto de lo que esto implica, no porque sean consumidores, sino por la frecuencia con la que se discute en las redes sociales. Es cada vez más habitual encontrar vídeos de personas tambaleándose en plena calle, hablando incoherencias o convulsionando tras el uso de esta droga en plataformas populares en el país como Facebook.

Este tema es alarmante, y los ciudadanos claman por un mayor control gubernamental sobre esta adicción que afecta a un número creciente de cubanos, especialmente entre adolescentes y jóvenes.

“Esa droga está destruyendo a la juventud y muchas madres, padres, hermanos, familias están llorando… Cuba sufre por miles de cosas y una de ellas es esta… da mucha tristeza”, se puede leer en la sección de comentarios de varios videos que se han vuelto virales en las redes sociales. Por ejemplo, estos fueron compartidos por varias páginas como Cuba Cringe en Instagram.

“Gobierno, por favor, mano dura, ya tenemos suficiente con la situación económica… madres, unámonos, no solo quienes somos ajenas a este problema… ayudemos a esa amiga que está en esa situación”, añade un usuario.

Comentarios como estos son frecuentes en las redes. La difícil situación socioeconómica de Cuba, así como el bajo precio de esta sustancia, son factores que han contribuido a su proliferación, especialmente en La Habana.

Analizando el problema de las drogas en Cuba

Alejandro García Galceran, director del Centro de Salud Mental de Centro Habana, declaró al periódico estatal Granma en abril de 2024 que la capital ha sido históricamente la ciudad con mayor consumo, así como otros importantes centros turísticos, como ciertas áreas de Santiago de Cuba y Cienfuegos.

Según el especialista, el inicio del consumo se está dando cada vez a edades más tempranas; las primeras experiencias se reportan entre los 13 y 14 años, y entre los 17 y 20 años es cuando se pueden convertir en adictos, con un notable incremento hacia los 25 años.

Se observa un alto porcentaje de mujeres jóvenes y embarazadas que consumen drogas, además del creciente policonsumo, que implica la incorporación de nuevos químicos.

Respecto a cómo abordar esta situación, García Galceran enfatizó que lo primordial es la detección temprana por parte de la familia, la capacitación de los docentes, el control en la red de farmacias sobre los estupefacientes y el fortalecimiento de los grupos de atención en los municipios, donde actualmente hay escasez de especialistas que aborden directamente el fenómeno de las adicciones.

“Es necesario implementar programas de evaluación e investigación y, por supuesto, llevar a cabo una serie de actividades que contribuyan a mejorar la comunidad y a reducir este fenómeno. (…) La gente tiende a dejar todo en manos del Estado, y eso no es suficiente. Debemos ser proactivos como sociedad, y esto debe comenzar en la familia y en la microcomunidad”, concluyó.

¿Qué es “el químico”?

Carlos Alberto González, médico especialista en Medicina General Integral y Emergencias, explicó en un artículo publicado en Oncuba que la base de esta droga son los CS, un conjunto de siete familias de formulaciones con características específicas que incluyen, entre otros, agonistas clásicos y no clásicos del tetrahidrocannabinol (THC), el principio activo de la marihuana.

Según el especialista, los CS son entre 2 y 100 veces más potentes que la marihuana debido a su alta afinidad por los receptores de canabinoides endógenos.

El THC provoca una sobreestimulación de diversas áreas del cerebro, generando alteraciones en los sentidos, distorsionando la percepción temporal y visual, y ocasionando cambios en el estado de ánimo y dificultades en la movilidad, la memoria y la capacidad de resolver problemas, afectando el pensamiento lógico.

En los casos más severos, pueden aparecer alucinaciones, delirios y psicosis, que es el grado más extremo de alteración mental que estas sustancias pueden provocar.

Algunos estudios sugieren que quienes comienzan a consumir marihuana en la adolescencia experimentan una disminución irreversible de la capacidad intelectual, una menor satisfacción personal, deterioro de la salud física y mental, y problemas en las relaciones interpersonales.

El “químico”, descrito por algunos como cannabis mezclado con otros compuestos como pastillas para la epilepsia, formol y anestesia animal, se consume de forma similar a la marihuana.

¿Es suficiente el enfrentamiento a las drogas en Cuba?

En septiembre de 2024, las autoridades detuvieron a 22 personas en La Habana por la venta de la droga sintética conocida como “el químico”, gracias a información proporcionada por la comunidad.

Carla María González Font, fiscal provincial de La Habana, destacó que ha habido un aumento en los casos relacionados con drogas ilícitas en el país.

El presidente del Tribunal Provincial Popular de La Habana, Yohanier Sierra Infante, informó que el 96% de las personas enjuiciadas en la provincia por tráfico o tenencia de drogas han sido condenadas, y al 95.8% de los sentenciados se les impusieron penas de prisión de más de 10 y 20 años.

En marzo pasado, la policía cubana llevó a cabo un operativo que resultó en la detención de un joven con media libra de “químico”.

Estas son solo algunas de las tantas informaciones que han surgido sobre este tema, pero la población continúa realmente preocupada ante un fenómeno que sigue expandiéndose por la isla y que amenaza con perpetuarse.

Lamentablemente, la preocupación por sí sola no es suficiente; se requieren muchas más acciones concretas para frenar esta adicción que está poniendo en jaque el futuro de miles de cubanos.

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