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Este miércoles, un poderoso terremoto de magnitud 7,3 en la escala de Richter sacudió la localidad de Fukushima, Japón. Hasta el momento, se ha confirmado un fallecido y más de un centenar de heridos, además de que se activaron temporalmente las alertas de tsunami.
El terremoto, cuyo epicentro se localizó cerca de la prefectura de Fukushima, generó pánico entre los residentes de la ciudad, quienes aún tienen presente el desastre de marzo de 2011, cuando un terremoto, un tsunami y un accidente nuclear resultaron en la muerte de cerca de 20 mil personas. Japón, además, continúa padeciendo las secuelas del triple desastre ocurrido hace más de diez años.
El 11 de marzo de 2011, el país experimentó el terremoto más fuerte de su historia, con una magnitud de 9,1 puntos en la escala de Richter. Este evento, junto con el posterior tsunami y un error humano, dio lugar al segundo mayor accidente nuclear del mundo, superado solo por Chernóbil en 1986.
Fumio Kishida, primer ministro de Japón, informó que ninguna de las centrales nucleares del país ha sufrido daños esta vez. Por otro lado, la empresa que opera las instalaciones notificó la interrupción de un sistema de refrigeración de combustible usado, un inconveniente que se logró resolver sin dificultades.
Entre las consecuencias más graves del seísmo, además de la pérdida de vidas, destaca el corte de electricidad que afectó a cerca de dos millones de hogares.
El gobierno japonés ha advertido sobre la posibilidad de que ocurra otro temblor de gran magnitud en el plazo de una semana o incluso antes, por lo que la población debe mantenerse en alerta.
Actualmente, las labores de trabajo continúan en la planta nuclear Daiichi, que sufrió daños en cuatro de sus seis reactores en 2011. El proceso de desmantelamiento de la instalación sigue en marcha, y se estima que la retirada del combustible fundido no se completará hasta el año 2050. Además, la limpieza de la zona contaminada tardará décadas, según informes de la prensa nipona.