Torticas de Morón: un legado de España a Cuba en riesgo de desaparecer.

Lo más Visto

Foto: RL Hevia

Para los cubanos de la actualidad, las Torticas de Morón son un verdadero emblema culinario. Este dulce, que en el pasado se podía disfrutar en casi cualquier dulcería a un precio accesible, proviene de la ciudad avileña situada en la costa norte de la isla, como su nombre indica.

La popularidad de esta exquisitez radica en su sabor equilibrado entre lo dulce y lo salado, así como en su sorprendente capacidad para deshacerse en la boca. Detrás de este manjar hay una historia fascinante. Las Torticas de Morón son una adaptación de los tradicionales polvorones o mantecados españoles, resultado de la habilidad innata de los cubanos para transformar influencias extranjeras según las particularidades y necesidades de su entorno, incluso en épocas de escasez.

Según algunos blogs en línea, este dulce habría llegado a Cuba con Cristóbal Colón en su segundo viaje, trayendo consigo harina de trigo, azúcar y tres cerdos. Así comenzó la historia de las Torticas.

Durante la primera Semana Santa en el país, un andaluz que combinaba su trabajo como pinche de cocina con el de monaguillo se acercó al cura y le propuso hornear los mantecados o polvorones para regalar a los feligreses, siguiendo la tradición de la península ibérica.

Aunque disponían de harina de trigo, azúcar y manteca de cerdo, se dieron cuenta de que les faltaban las almendras para completar la receta tradicional. Ante esta falta, el monaguillo usó su ingenio, quizás herencia de los españoles, y decidió reemplazar las almendras con maní.

Así llegó a la isla este dulce, reinventado por el religioso para deleitar a los habitantes de la época. Sin embargo, la historia no termina aquí.

En 1926, en la Villa de Morón, la señora Serafina Echemendía, una descendiente muy lejana del andaluz, tuvo la brillante idea de eliminar el maní o las almendras molidas de la receta original, sustituyéndolos por cáscara de limón rallado.

Esa sería la verdadera génesis de las Torticas de Morón tal como las conocemos hoy, un símbolo de la ciudad avileña, junto a su icónico gallo.

El aroma de estas torticas al salir del horno ha hecho que nadie pueda resistirse a probar un bocado. El modo en que se deshacen en el paladar transporta a otro mundo, y su dualidad de sabores dulce y salado hace que nadie se niegue a este delicioso postre.

Los más mayores recordarán los cartuchos con Torticas que se podían adquirir en cualquier bodega, mientras que los más jóvenes tendrán en mente las de los Sylvain y las panaderías en CUP, ambas opciones casi en desuso.

Para los más pequeños, la realidad es un poco más triste, ya que en muy pocos lugares de la isla se pueden disfrutar auténticas Torticas de Morón, al igual que muchas otras delicias que han quedado relegadas al recuerdo.

Las Torticas han traspasado los límites de Morón, propagando su sabor a lo largo y ancho del país con el paso de los años, convirtiéndose en un ícono no solo de Ciego de Ávila, sino de toda la isla.

Historia, creatividad, sabor y tradición se combinan con azúcar, harina, manteca, sal, huevo y ralladura de limón para ofrecer a los sentidos una de las experiencias culinarias más deliciosas cuando se trata de postres tradicionales.

Ya sea en Morón, La Habana, Andalucía o cualquier rincón del mundo donde haya un cubano, el inigualable sabor de este dulce será recordado. No importa si se les llama polvorones, mantecados o torticas, ya que sus variaciones son sutiles y su sabor sigue siendo único, a pesar del tiempo, la cultura y la amenaza de extinción.

Más Noticias

Últimas Noticias