Tras la ventana perpetuamente abierta de Ysneydis

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Imágenes: Cortesía de la entrevistada

Hace apenas dos años, en medio de la pandemia de la Covid-19, Ysneydis Wilford Oliva lanzó su canal de YouTube. Sin embargo, la historia de esta cubana no comienza de esa forma, pues, como le ocurre a muchas personas, su salida de la isla significó un cambio que fue más emocional que material o profesional.

La travesía de Ysneydis se define por su llegada a Italia, por su labor en redes sociales, por esa cubanía y autenticidad que conserva, pero, sobre todo, por su trabajo en YouTube y su relación con su esposo Emanuele. Se trata de una de esas historias de amor que transforman vidas y abren puertas a horizontes nunca antes imaginados.

Para Ysneydis, conocer a su esposo no implicó solo dejar atrás su Santa Clara natal, ni emigrar a Italia, ni contar con más de 28,000 suscriptores o cerca de siete millones de visualizaciones en su canal, sino que representó adentrarse en un mundo nuevo, un espacio digital donde no solo comparte y experimenta, sino donde su vida se ha vuelto más plena, a pesar de la distancia.

La idea de crear «Detrás de mi ventana» no fue algo que trajera consigo desde Cuba. Al llegar a Italia y enfrentar diversos procesos emocionales, como lo es la emigración y la lejanía de familiares y amigos, sintió la necesidad de plasmar su historia de alguna manera, de registrar todo lo que estaba viviendo. Así empezó todo.

Descubrí YouTube al llegar a Italia, ya que en Cuba nunca había tenido acceso. Comencé a explorar muchos vlogs de distintos temas y me dije: ¿qué puedo crear que me haga sentir bien y que al mismo tiempo aporte algo a los demás?

Pensé que cada experiencia de vida es única, así que quería dejar constancia de la mía, especialmente porque fueron vivencias muy intensas, casi al borde de la depresión. Y así fue como nació la idea de mi canal, como una forma de terapia personal, para ayudarme y también para apoyar a los demás.

¿Qué es lo que más te apasiona de lo que haces?

Poder compartir mis vivencias. Me apasiona que en mi trabajo, al menos de la forma en que creo mi contenido, puedo ser auténtica, no estoy creando una actuación ni un material a medida de quien lo consume, simplemente soy yo, actúo de forma muy natural. Es un proceso espontáneo, la pura realidad, y no tengo que adornarlo, lo que simplifica mucho mi vida.

Es un trabajo que disfruto enormemente. Me encanta la interacción que tengo con mis seguidores y el potencial que puede alcanzar un contenido tan simple, ya que es un contenido “doméstico”.

¿Consideras que ayudas a tus “ventaneros” con tus videos?

Pienso que los vlogs que realizamos los creadores de contenido desde fuera de la isla contribuyen enormemente a dar visibilidad a lo que realmente es la vida, especialmente para los cubanos que residen en Cuba y que solo conocen esa realidad, como me ocurrió a mí durante tantos años.

Estuve mucho tiempo con una venda en los ojos, vivía en un circuito muy cerrado, y solo al emigrar fue que desperté y esa venda cayó. Si desde Cuba hubiese podido ver la realidad que ahora comprendo, creo que habría comenzado a pensar diferente mucho antes.

Muestro mi vida, que puede ser la vida común de cualquier emigrante, pero siempre trato de abordar un tema específico que añada valor a mi contenido, y eso creo que se aprecia mucho. He tratado temas como el racismo, la discriminación, cuestiones cotidianas, la situación en Cuba, o mis reflexiones sobre ciertos conceptos de la vida, y pido a cada uno de mis “ventaneros” que compartan también sus opiniones.

¿Cómo planificas el contenido de tus materiales?

Simplmente tomo la cámara y soy yo misma. No me organizo demasiado, no sé si eso es bueno o malo, pero me gusta esa espontaneidad; cada cosa que digo no está premeditada, es simplemente lo que pienso en ese instante y lo comparto.

A veces, cuando uno piensa demasiado en lo que va a comunicar, se limita. Es útil tener un esquema mental, pero no le doy muchas vueltas a lo que voy a decir, simplemente soy yo y eso es suficiente.

¿Qué deseas mostrar en “Detrás de mi ventana”?

Trato de mostrar cómo es la vida de una cubana emigrante, latina, en Europa, en concreto en Italia, sin filtros, la realidad que se vive, los desafíos que enfrento, cómo me voy integrando en la sociedad o no, qué obstáculos encuentro, cómo me voy adaptando culturalmente, y cómo vivo y afronto este proceso de emigración.

También intento reflejar cómo es este país y la integración de una latina en una familia europea, cómo es la recepción, el intercambio, así como el proceso con el idioma y la sociedad.

Me gusta evidenciar la parte sensible que tenemos como seres humanos, esa angustia del emigrante que muchas veces no expresamos abiertamente, ese sentimiento de no pertenencia total, la añoranza por los seres queridos y esos demonios internos que a veces enfrentamos en soledad. Esas son las debilidades que todos compartimos.

Ysneydis habla de su familia con gran emoción y reconoce que estar lejos es algo que no termina de asimilar, pero a pesar del dolor, ha aprendido a vivir con esa realidad.

Pronto, la atención se centra en su esposo Emanuele, quien ha sido su “todo” durante mucho tiempo. Escucharla hablar de él es un acto de ternura y amor inigualables.

Se conocieron hace siete años, ella estaba en Cuba y él en Italia. Los primeros tres años fueron los más complicados por la distancia, pero más que ser un obstáculo, los kilómetros se convirtieron en la motivación que los llevó a estar juntos para siempre.

Su historia comenzó de la siguiente manera:

Nos conocimos cuando trabajaba como secretaria en la Universidad Marta Abreu y el internet llegó a la oficina. En mis ratos libres, navegaba en la computadora y abrí mi cuenta de Facebook, donde acepté muchas solicitudes de amistad, entre ellas la de él.

Comenzamos a hablar, lo cual era complicado ya que él usaba un traductor. En medio de esas charlas, me comentó que planeaba un viaje a Cuba porque tenía un amigo que vivía en La Habana y que nunca había estado en Santa Clara, así que le ofrecí ser su guía.

Con el tiempo, visitó Santa Clara y pasamos varios días juntos durante el día, hasta que me confesó que había encontrado más de lo que buscaba y que quería que fuéramos a un hotel en los cayos, pero ya como algo más que amigos. Así comenzó nuestra historia.

Cuando él regresó a Italia, quedó esta relación incierta que ambos no sabíamos cómo definir porque éramos jóvenes y la distancia hacía enredada la situación, pero decidimos “dejarlo en manos del destino y ver qué pasaba”.

Así estuvimos por tres años hasta que entendimos que eramos el uno para el otro y que la distancia se estaba volviendo intolerable; las despedidas se volvían cada vez más difíciles y necesitábamos tomar decisiones.

¿Siempre fue tu decisión mudarte a Italia?

Necesitábamos avanzar y para ello era necesario convivir. Consideramos la posibilidad de vivir ambos en Cuba, pero no era viable. Por eso afirmo que una de las razones más importantes para dejar Cuba fue mejorar mi calidad de vida. La opción era estar juntos, aquí o allá, pero debíamos concretar nuestra relación, y vivir en Cuba era un retroceso; así que decidimos venir a Italia.

¿Te ha transformado mucho vivir fuera de la isla?

Sí, he cambiado mucho. Emigrar transforma a una persona. Lo que más ha cambiado en mí es mi forma de pensar; eso dio un giro de 360 grados, y eso se lo atribuyo directamente a haber salido de mi país y de mi zona de confort, además de abrirme a nuevas perspectivas.

El cambio es un signo de desarrollo y de ese cambio me siento muy orgullosa porque representa crecimiento, no me he quedado estancada.

¿Qué papel ha jugado Emanuele en tu transformación y en tu carrera en YouTube?

Mi esposo ha sido el pilar más importante de mi evolución, ya que uno suele resistirse al cambio, y él ha estado a mi lado como un soporte incondicional.

Nadie ha dicho que los cambios sean sencillos, aunque al final somos conscientes de que son beneficiosos. Él ha tenido que acompañarme en mis momentos de depresión, ha sido como mi madre, mis amigos, mi todo, además de ser mi esposo.

Es la parte esencial de mi cambio. Ha sido mi seguidor número uno y de las personas que más apoyo emocional me ha brindado porque, al exponerme en redes sociales, aprendí y evolucioné de manera continua, enfrentándome a diversas situaciones. Sin mi esposo, no creo que hubiera llegado a donde estoy, aunque aún tengo un largo camino por recorrer.

Yo soy la cara visible, pero detrás de eso está ese hombre que me motivó cuando no tenía ganas de grabar porque no me sentía bien, sabiendo que eso era lo que me ayudaba a salir adelante. Él es “lo que no ves” y también ese manager, ese amigo que tiene que desempeñar múltiples roles.

Es mi complemento, es mi todo.

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