Foto: Cuba Noticias 360
Texto: Hugo León
Durante más de un mes, los habitantes del municipio de Caibarién, en Villa Clara, se quedaron sin acceso al agua a través de los canales habituales debido al colapso de una de las bombas que suministraban el líquido esencial. Finalmente, esta semana se restableció el servicio tras un prolongado periodo de espera.
Según fuentes oficiales, se ha instalado una nueva bomba de cloro en el Pozo 8 y se ha reactivado el suministro de agua, lo que ayudará a mitigar la grave crisis que han enfrentado los residentes de Caibarién, que ha sido acentuada por los apagones y la falta de agua.
El tiempo sin acceso a agua potable por las formas convencionales de abastecimiento fue de aproximadamente un mes y 18 días. El gobierno tuvo que destinar miles de litros de combustible y múltiples equipos de transporte para llevar agua a la zona. En los momentos más críticos, se llegó a vender agua a los habitantes del consejo popular Van Troy 2.
El proceso para instalar la nueva bomba presentó diversos contratiempos, incluida la dificultad para transportar la bomba de cloro y la bomba del Pozo desde La Habana, solo para descubrir que no eran compatibles con el sistema de cloración existente. Esto obligó a realizar ajustes, lo que prolongó la espera por el agua hasta este martes.
Otro desafío que enfrenta Caibarién, explicaron a Cuba Noticias 360 dos moradores de la localidad, es que los apagones son diarios y en muchas ocasiones coinciden con los momentos de abastecimiento de agua, lo que afecta el servicio de manera evidente.
Los apagones se producen por circuito, indicaron, y de manera sorprendente, las estaciones y subestaciones que gestionan los recursos hidráulicos no cuentan con sistemas de generación eléctrica independientes, lo que impide mantener el servicio durante cortes de electricidad.
La situación en Caibarién no es un fenómeno aislado. En localidades como Camajuaní, Vueltas, Zulueta, Santo Domingo y otros municipios de Villa Clara, el suministro de agua presenta interrupciones más prolongadas. Las razones no solo se centran en la escasez del preciado recurso, sino también en la capacidad de las empresas encargadas de su distribución a los hogares de la región.