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Texto: Hugo León
En esta semana, la honda de David ha prevalecido sobre la inmensa fuerza de Goliat. Ucrania, que ha estado bajo ataque por parte de tropas rusas y lleva dos años y medio luchando contra lo que se dice es el segundo ejército más poderoso del mundo, ha tomado nuevamente la iniciativa, atacando directamente en el corazón de su adversario.
La inesperada ofensiva comenzó hace apenas unos días y las fuerzas ucranianas ya han recuperado el control de 74 asentamientos rusos en aproximadamente mil kilómetros cuadrados de territorio.
Ucrania ha señalado que no busca apropiarse de territorio ruso, pero que la legitimidad de su acción surge del ataque que recibe de Moscú, y que sus militares continuarán con las operaciones hasta que Putin acepte una paz “justa”.
“Cuanto antes Rusia acceda a restablecer una paz justa (…) Antes cesarán los ataques de las fuerzas de defensa ucranianas en territorio ruso”, afirmó el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania.
Las tropas ucranianas se han movido rápidamente en la región de Kursk, logrando la rendición de más de mil soldados y provocando la evacuación masiva de civiles en ambos lados de la frontera.
Por su parte, la parte rusa afirma que Ucrania controla solo 12 kilómetros de territorio en profundidad y 40 kilómetros de ancho. Rusia sostiene que ha eliminado a más de 600 soldados y cerca de un centenar de vehículos blindados ucranianos, mientras que fuentes pro ucranianas aseguran que al menos cinco brigadas y varios batallones de combate están involucrados en la operación.
Putin y Zelensky, ¿una coincidencia sorprendente?
Para el presidente ruso Vladimir Putin, esta acción demuestra que Kiev busca mejorar su posición en las negociaciones y, con la ayuda de sus “amos occidentales”, intenta frenar el avance de las fuerzas rusas en Ucrania.
Por su parte, el presidente ucraniano Volodimir Zelensky ha declarado en un video difundido en canales oficiales que esta es una forma de obligar a Rusia a sentarse a negociar la paz.
Desde el alto mando ucraniano también se sostiene que la operación en Kursk beneficia la línea del frente, al limitar la capacidad de Rusia para enviar unidades adicionales a regiones como Donetsk.
¿Un camino más corto hacia la paz?
Los analistas se interrogan si la decisión de Kiev es realmente una estrategia eficaz para acelerar el proceso de paz.
Es cierto que todas las guerras terminan en negociaciones y que fortalecer las opciones sobre la mesa parece una estrategia válida, pero Kiev acaba de abrir un nuevo frente en su lucha contra un enemigo que la supera en número.
Mientras las tropas ucranianas avanzan en Kursk, se requiere mantener reservas en otras áreas donde la ofensiva rusa es más costosa en términos de esfuerzo y vidas. Sin embargo, trasladar las operaciones militares al territorio ucraniano y generar una sensación de pánico o derrota coloca también a Rusia en una posición complicada.
La audaz estrategia de Ucrania apenas está comenzando, y en unas semanas se comenzarán a ver sus repercusiones.