Foto: Alejo
Texto: Alejandro Varela
Un velo de desánimo cubrió a los cientos de miles de aficionados en la capital cubana, quienes anhelaban una victoria ideal de sus apreciados Leones de Industriales. La frustración golpeó nuevamente a un equipo que casi todos los años llega a la postemporada del béisbol cubano, pero que apenas logra avanzar más allá de la primera ronda.
Exceptuando la Serie 56, cuando el equipo, dirigido entonces por Javier Méndez, ni siquiera clasificó a la segunda fase del campeonato, y en la 58, cuando fracasó a un juego de la tan deseada final bajo la dirección de Rey Vicente Anglada, todas las novenas industrialistas estuvieron presentes en los ocho años que duró la anterior estructura (2012-2020). Además, en lo que va del siglo XXI, los equipos azules siempre han animado la etapa final, obteniendo cuatro títulos en los años 2003, 2004 y 2006, así como llegando a otras dos finales en 2007 y 2012.
No obstante, en los últimos años, alcanzar la disputa del cetro se ha vuelto una hazaña inalcanzable para los anfitriones del icónico estadio Latinoamericano. Algunos sostienen que les falta ese “plus” que caracteriza a los campeones, algo que parece escasear en las últimas generaciones de peloteros habaneros. Otros ven la constante fuga de talentos de la pelota cubana como la causa principal. Mientras tanto, los más críticos apuntan a la extinción de Metropolitanos como el punto clave de la situación, ya que esto ha dejado a Industriales sin una filial directa de la que abastecerse anualmente.
La realidad es que todas estas razones, juntadas en un solo saco, podrían justificar los últimos resultados de Industriales, pero surge entonces la pregunta… ¿Qué pasa con el resto de los equipos del país? ¿Acaso no enfrentan situaciones iguales o más complicadas? ¿Quién se atreve a afirmar que los peloteros en la capital –y el equipo en general– no reciben mejores beneficios, o un trato “más” diferenciado que sus compañeros del “interior”?
Aparte de la salida de jugadores, Industriales ha vivido un eterno sufrimiento en su cuerpo de lanzadores, mientras que sus principales jugadores de posición –como Estayler, Urgellés o Torriente– ya están en el ocaso de sus carreras o han puesto fin a las mismas, como es el caso del toletero Alexander Malleta.
Nuevas estrellas surgen y otras retornan, por supuesto, porque sin Lisbán Correa –nuevo récord habanero de jonrones y fuerte candidato al MVP de la Serie– o el talentoso joven Brian Chi, Alomá, Aroche, Calderón… la clasificación no habría sido factible. Sin embargo, como equipo aspirante a un título, aún les falta mucho, sobre todo al compararse con una novena experimentada que ha enfrentado a sus actuales verdugos.
Mientras Las Tunas y Camagüey se convirtieron en los dominadores de los Leones en 2018 y 2020, respectivamente, la maldición industrialista con los equipos orientales se afianzó en 2021 al caer en cuartos de final ante los Alazanes de Granma. Aun así, Guillermo Carmona hizo que sus felinos lucharan arduamente en cinco partidos, contrariamente a lo que muchos pronosticaban, que era una victoria rápida para el equipo de Carlos Martí. La presencia de estrellas como Alfredo Despaigne –quien una vez más dejó a la afición esperando–, Guillermo Avilés y el as Lázaro Blanco inclinaba la balanza a favor de los granmenses.
Faltó bateo, faltó potencia. Faltó, incluso, el maltratado Yordanis Samón. Industriales solo logró anotar una carrera en los tres juegos que perdió. Se despidieron con dos lechadas consecutivas en los partidos dos y tres, algo que no ocurría desde 1999 ante Santiago de Cuba, curiosamente también con Carmona como entrenador.
CORONAVIRUS VS PELOTA
Se fue el denominado “equipo insignia” del béisbol cubano y, con él, se apagan temporalmente las luces –aunque solo en sentido figurado, pues ni siquiera hay juegos nocturnos para soñar– de un campeonato que fue golpeado en su etapa final por la pandemia de la Covid-19, que parece haber elegido a la isla caribeña como uno de sus destinos favoritos desde inicios de 2021. La enfermedad provocada por el coronavirus SARS-CoV-2 ha tenido un impacto en la Serie Nacional desde diciembre, y su incidencia en varios equipos durante los playoffs llevó a las autoridades a suspender las acciones hasta que el “panorama general resulte favorable”.
Solo dos series de cuartos de final completaron su calendario. Pinar del Río barrió al líder clasificatorio Sancti Spíritus en tres partidos, y ahora el segundo boleto semifinalista de Granma ha cerrado su participación por el momento. Quedaron pendientes los enfrentamientos Las Tunas-Santiago de Cuba, donde los indómitos dominaban 1-0, y el Cienfuegos-Matanzas. Este último ni siquiera pudo comenzar debido a un brote de la epidemia que afectó al equipo sureño.
La Comisión Nacional de Béisbol (CNB) no se caracteriza por ser eficaz en la comunicación. La fecha de regreso sigue siendo un misterio, y ni siquiera se conocen los criterios que se están evaluando para tomar una decisión. Lo más sensato sería esperar a que los contagios en los distintos equipos disminuyan y se complete la cuarentena establecida para que puedan reanudar los entrenamientos, a partir de lo cual se fijaría un posible día para retomar las actividades.
Si se procede de esta forma, al menos pasarán tres semanas antes de volver a jugar béisbol en Cuba, aunque hay que considerar el nivel de espectáculo y calidad que los protagonistas podrán ofrecer tras tantas interrupciones que afectan directamente su rendimiento. Además, algunas de las estrellas de la Serie no podrán estar con sus equipos, ya que deben reportarse a sus clubes profesionales en el extranjero.
SERIE DESANGRADA
Esa es la condición de casi todos los jugadores fichados en la Liga Japonesa. El periodista Guillermo Rodríguez reportó recientemente que el lanzador camagüeyano Yariel Rodríguez ya se trasladó a unirse a los Dragones de Chunichi ante la ausencia de su equipo Camagüey en la postemporada cubana. Detrás del destacado abridor de los Toros, se prevé que se marchen los tres integrantes de los Halcones de Softbank: el relevista Liván Moinelo el próximo día 5, mientras que el matancero Yurisbel Gracial y el granmense Despaigne lo harán el 13.
La información -que no ha sido confirmada ni desmentida por la CNB- no especifica cuándo deben partir el cerrador Raidel Martínez y el receptor Ariel Martínez, ambos del Chunichi, ni el más reciente fichaje del Softbank, el también relevista Andy Rodríguez, quien acaba de quedar libre tras la eliminación de Industriales. Esta noticia ha caído como un balde de agua fría para los equipos de estos jugadores, que los consideraban piezas clave en su camino hacia el título, sin contar el impacto que tendrá en una liga cuya fase final siempre resulta la más atractiva al contar con el talento de estas estrellas.
Raidel y Moinelo fueron fundamentales en el triunfo pinareño sobre los Gallos espirituanos. Ambos lanzadores se mostraron muy por encima de la media de los relevistas del campeonato, incluso estando solo al 50% de su estado de forma óptima. Alazanes y Cocodrilos, por su parte, perderán a dos bateadores clave en sus respectivas alineaciones, y cuando se reinicie el torneo tendrán que ingeniare se para cubrir esas ausencias.
Sin embargo, la situación podría agravarse si otros jugadores también tuvieran que decir adiós a la Serie. En el propio Matanzas, está el caso del torpedero Erisbel Arruebarrena, una especie de agente libre que aparece y desaparece a voluntad, ya que no está bajo el estricto control de la Federación Cubana de Béisbol. Mientras tanto, el reciente fichaje Yadir Drake podría reconsiderar su situación y regresar a México, aunque esto pondría en riesgo su promesa de volver a jugar con la selección de su provincia natal después de una década.
Ante la escasez de información que ofrecen las autoridades del béisbol en la isla, los aficionados deben estar atentos a las novedades que puedan surgir en los próximos días, ya sea a través de fuentes oficiales o por otros canales que propagan rumores y exigen pronunciamientos por parte de los responsables.
La espera a estas alturas se vuelve desesperante ante la prolongación de un torneo que comenzó hace casi seis meses. El pasatiempo nacional de los cubanos contó este año atípico con un calendario de 75 juegos en la fase regular y aún queda por completar los cuartos de final, antes de avanzar hacia las semifinales y la disputa del título. Ni siquiera las Grandes Ligas de Estados Unidos han durado tanto.
Pero lo peor aún podría estar por venir. Sin Industriales y los millones de seguidores que los acompañan a lo largo del país –sin mencionar el seguimiento y la preferencia de los medios deportivos– la Serie Nacional de béisbol pierde a uno de sus protagonistas más importantes. Con La Habana fuera de la ecuación y sus numerosos aficionados decepcionados e indiferentes, la posibilidad de una cancelación definitiva se presenta en el horizonte, un reclamo que se va fortaleciendo en varios sectores. Que nadie se sorprenda si el último out azul también se convierte en el de todo el campeonato. Vivir para ver.