Un boxeador cubano genera una gran controversia en solo 24 horas | Cuba Noticias 360

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Foto: Marca

Debido a que no se podrá celebrar en su país de origen, Miami debería organizar un homenaje popular para el boxeador cubano Yordenis Ugás tras su destacada actuación de este sábado.

Además, el valiente deportista de Santiago de Cuba se ha asegurado un lugar en el Salón de la Fama del Deporte Cubano en La Florida gracias a su victoria histórica por decisión unánime sobre uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos, el filipino Manny Pacquiao, apodado “La leyenda”, por las razones correctas, ya que ha dominado en ocho divisiones a lo largo de sus 25 años de carrera profesional.

Y hay mucho más: “Pac-Man”, en su extensa trayectoria que abarca desde la década de los 90 hasta la de 2020, ha logrado conquistar títulos mundiales y ha derrotado a 22 campeones mundiales.

Hasta ahora, jamás en la historia del boxeo cubano un púgil de la isla había luchado contra alguien con un récord tan impresionante. Y si además baja del ring con un triunfo, reafirmando su título de campeón mundial, la importancia del evento resalta aún más.

Probablemente, el antecedente más cercano de cubanos enfrentándose a figuras icónicas ocurrió el 9 de febrero de 1974, cuando José “Mantequilla” Nápoles, también oriundo de Santiago y nacionalizado mexicano, se enfrentó en París al argentino Carlos Monzón en el peso welter, como sucedió hace unas horas. Para el sudamericano, que eventualmente se llevó la victoria por abandono, esa fue su novena defensa del título mundial.

Ugás superó a Pacquiao en el T-Mobile Arena de Las Vegas, donde 18,000 espectadores, en su mayoría apoyando al asiático, animaban la velada, alineándose además con las apuestas que otorgaban una cuota de 1-4 en contra del cubano.

A Ugás se le presentó esta oportunidad como un regalo del cielo, solo 11 días antes, cuando reemplazó de último minuto a Errol Spence Jr., quien sufrió un desprendimiento de retina en su ojo izquierdo.

Pacquiao aceptó a Ugás como oponente creyendo que el cubano sería un rival fácil, siguiendo incluso los consejos de su equipo, entre ellos Freddie Roach, quien predijo que el caribeño no superaría los seis rounds, algo que también insinuó Pacquiao durante el pesaje.

El “menú” que eligieron Pacquiao y su equipo escondía otro trasfondo, ya que no solo estaba en juego el legado del senador-boxeador, sino que se daba por hecha su victoria.

Se rumoraba ampliamente que Pacquiao tiene intenciones de postularse a la presidencia de Filipinas el próximo año, lo que hacía necesaria una victoria de gran impacto en Las Vegas “no solo para elevar su formidable legado en el deporte, sino también para sostener sus aspiraciones políticas en su país”, según afirmaciones publicadas en el periódico Inquirer de Manila.

La sorpresiva derrota ante el cubano llevó al icónico filipino a anunciar que en un mes decidirá su futuro tanto en el boxeo como posiblemente en la política.

En un sentido más modesto, la política también ha estado presente en la trayectoria del campeón cubano, quien dedicó su pelea y su histórica victoria al ritmo del tema “Patria y Vida”, en homenaje al pueblo cubano que participó en las manifestaciones antigubernamentales del 11 de julio pasado.

A pesar de que Pacquiao lanzó más golpes (815 frente a 405), Ugás tuvo una mejor efectividad en sus conexiones (37% por 16%), y sus contundentes derechazos impactaron casi siempre a la leyenda.

Fue una pelea muy táctica en la que el cubano siguió al pie de la letra las instrucciones del guantanamero Ismael Salas, quien hoy en día es considerado uno de los mejores entrenadores del mundo y que también trabajó en Filipinas durante su tiempo con el INDER.

“Increíble haber peleado con uno de los mejores boxeadores en la historia. Vaya a casa y recupérese, campeón. Gracias por ser una inspiración, leyenda. Lo respeto”, escribió Ugás en su último tuit dedicado a su célebre adversario.

La humildad de Ugás, medallista de bronce olímpico en Beijing 2008 con el equipo cubano, le ha valido cientos de mensajes de felicitación de aficionados filipinos, un detalle que, curiosamente, no se puede encontrar en las estadísticas de los expertos.

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