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Texto: Raul del Pino
El momento tan esperado por LeBron James y su inmensa cantidad de seguidores alrededor del mundo se hizo realidad el 7 de febrero de 2023. El alero de 38 años, originario de Akron, Ohio, superó a Kareem Abdul Jabbar y se convirtió en el nuevo rey absoluto de los puntos en la NBA, 39 años después de que lo hiciera el anterior recordista.
Con 10.09 segundos restantes en el tercer cuarto del duelo entre los Los Angeles Lakers y Oklahoma City, “El Rey” recibió el balón en el poste alto y se movió unos pasos hacia la izquierda para, con un clásico paso atrás, ejecutar un tiro que quedará grabado para siempre entre los grandes hitos del baloncesto mundial.
La canasta pulverizó la marca de 38,387 puntos que pertenecía al legendario Jabbar desde su retiro en 1989, un récord que muchos expertos creían imposible de superar. Sin embargo, no contaron con la determinación de James, quien, tras 20 temporadas en la liga, sigue siendo uno de los jugadores más destacados.
Con cuatro anillos de campeón logrados con tres franquicias diferentes (Miami Heat, Cleveland Cavaliers y Lakers), LeBron establece un nuevo récord que reaviva el debate sobre quién es el mejor jugador de todos los tiempos, conocido como el GOAT (Greatest Of All Times). En el otro lado de la discusión se encuentra un tal Michael Jordan.
Los seis campeonatos que logró “Su Majestad” en igual número de finales lo colocan en un pedestal inalcanzable para muchos. Respecto al legendario escolta de los Chicago Bulls, se dice que su influencia trasciende el baloncesto, considerándolo el atleta más grande de la historia.
Sin embargo, centrando la discusión exclusivamente en las canchas, las brillantes carreras de Jordan y James no deben ser comparadas, sino vistas como una extensión y evolución del juego. Lo que el icónico número 23 logró en los años 80 y 90 sentó las bases para el baloncesto que siguió, un legado que LeBron asumió justo después del retiro definitivo de MJ y llevó a nuevas alturas.
Comparar jugadores de diferentes épocas es un debate inevitable y atemporal, tal como se hace en el fútbol con Maradona y Messi. Más allá de estadísticas, premios y títulos, el contexto en el que triunfaron desempeña un papel crucial en cualquier conversación al respecto.
Tanto aquellos que vivieron y disfrutaron los mejores momentos de Jordan o Maradona podrán afirmar que no hay dos como ellos, al igual que quienes no los vieron en acción apoyarán a sus ídolos contemporáneos, el 6 de Lakers y el 10 de Argentina, protagonistas de un presente donde el deporte se asemeja cada vez menos al de hace 30 años. Y así será cuando pasen un par de décadas más. Es el ciclo de la vida.