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Texto: Hugo León
“Cuando un diplomático me dice que va a poner las cartas sobre la mesa, yo siempre le miro la manga”, afirman los manuales de política británica, y pocos casos son tan ilustrativos como las noticias recientes sobre Cuba y la reacción de Estados Unidos.
Esto se debe a que, aunque desde Washington se aseguró que la presencia de una flotilla militar rusa en aguas cubanas no constituía una amenaza, se movilizó un grupo de buques estadounidenses y uno canadiense hacia el Mar Caribe. Además, fuentes militares han indicado que un submarino de la Casa Blanca está actualmente estacionado en la Base Naval de Guantánamo.
El submarino en cuestión es el USS Helena, un submarino de ataque rápido cuya llegada a las aguas de Cuba fue confirmada por el Comando Sur de Estados Unidos.
Coincidentemente, mientras un submarino ruso de propulsión nuclear se encuentra en aguas habaneras, el USS Helena se presenta en la Bahía de Guantánamo “como parte de una visita portuaria de rutina mientras transita por el área de responsabilidad del Comando Sur de EE. UU., llevando a cabo su misión de seguridad marítima global y defensa nacional”, según un comunicado de esa rama del ejército.
El comunicado también señala que “la ubicación y el tránsito del buque estaban previamente planificados”.
La llegada del submarino estadounidense a Cuba se reportó justo un día después de que el submarino ruso Kazan desembarcara en la isla, aunque el Pentágono afirma que ya estaba allí desde el martes.
Un portavoz del Comando Sur aclaró que la llegada del Helena a Cuba no fue en respuesta directa a los buques de guerra rusos. “Las actividades de Rusia no representan ninguna amenaza o preocupación para Estados Unidos, y no vemos razón para alterar la actividad rutinaria previamente planificada en respuesta a la actividad rusa en la región”, manifestaron.
Por parte rusa, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, comentó que la visita de la flotilla a La Habana era una “práctica normal” y que Moscú no considera que haya motivo para inquietarse.
No obstante, analistas coinciden en que el contexto de estas visitas es alarmante: los buques llegan a Cuba en medio de un incremento de tensiones entre Washington y Moscú en relación con la guerra en Ucrania. Esto se ha agudizado recientemente, cuando Estados Unidos levantó algunas restricciones, permitiendo a Kiev atacar territorio ruso con armas “hechas en EE. UU.”.
En julio del año pasado, de manera coincidente, otro submarino estadounidense atracó en la Base Naval de Guantánamo, y el gobierno cubano calificó esa visita como una “escalada provocadora”. Hasta el momento, no se ha emitido pronunciamiento alguno sobre el Helena en esta ocasión.
Estados Unidos responde a Cuba sobre submarino nuclear en Bahía de Guantánamo.