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Texto: Michel Hernández
Un fascinante debate ha surgido en las redes sociales sobre la posibilidad de establecer un día para conmemorar el rock cubano, convirtiéndose en un tema “trending” entre los amantes de este género en la isla.
Esta propuesta ha estado presente en la escena underground durante varios años, pero ha cobrado mayor relevancia en los últimos meses, especialmente tras la pérdida de músicos que marcaron la historia del rock nacional, como el bajista Roberto Armada (Skippy), quien formó parte de la mítica banda Venus.
El fallecimiento de Skippy, que había estado viviendo en Miami desde 1994 tras abandonar Cuba en una balsa, conmocionó a muchos músicos y aficionados al rock, no solo por su legado y su obra junto a diversas bandas, sino también por el talento y carisma que caracterizaban a este icónico instrumentista. Como era de esperarse, su muerte como muchas otras, pasó casi desapercibida en los medios estatales de la isla.
La historia del rock cubano es un símbolo de resistencia y merece una fecha que celebre el recorrido de las bandas y promotores que han defendido este género frente a innumerables obstáculos. Algunos críticos y músicos han menospreciado el rock nacional con argumentos que no resisten el análisis. Se ha escuchado, entre otras teorías poco fundamentadas, que muchas bandas han imitado a grupos norteamericanos o anglosajones y no han propuesto un discurso musical original.
Más allá de ciertos ejemplos, se puede afirmar que el rock cubano ha desarrollado una identidad única y ha navegado por diferentes olas, como la de los años 90, que vio el surgimiento de bandas como Havana, Extraño Corazón, Perfume de Mujer, Paisaje con Río, Garaje H o Cosa Nostra, que lograron un lugar destacado en la memoria y la escena musical cubana gracias a la calidad de su propuesta, sus letras y los recursos rítmicos que utilizaron. Sin embargo, su trabajo apenas fue registrado por las disqueras cubanas y se ha ido diluyendo con el tiempo, al igual que gran parte de la labor de los grupos de rock en la isla.
A pesar de esto, este género y sus múltiples variantes han permanecido vigentes. En este contexto, es necesario destacar a figuras como María Gattorno, fundadora del Patio de María, quien se convirtió en una especie de madre tutelar para los músicos y rockeros que acudían a ese refugio de las noches habaneras en los años 90, hasta su injusto cierre en 2003, bajo el pretexto de consumo de drogas en el lugar. Es injusto, ya que se podían implementar medidas para erradicar el uso de estupefacientes sin cerrar este espacio sagrado para la escena nacional, que lo dejó sin vitalidad.
En este debate, ha surgido la idea de que el posible día del rock nacional coincida con la fecha de apertura del Patio de María, lo cual sería un acto de justicia significativo, no solo para el Patio, sino también para el underground cubano.
Otra fecha que ha sido considerada es el 25 de marzo. Todos recuerdan esa noche en que los Rolling Stones estremecieron La Habana, materializando los sueños realizados de miles de cubanos. Lógica sugiere que, debido a su alto significado simbólico, esta podría ser una fecha adecuada para honrar el rock nacional. Sin embargo, en mi opinión, deberíamos enfocarnos en establecer esta fecha en virtud de un hecho o figura que represente genuinamente ese rock cubano, que ha atravesado diversas etapas, desde las más prósperas hasta las más difíciles y dolorosas, pero que continúa presente como un mantra que nos recuerda a muchos nuestro origen, aunque no tanto nuestro futuro.
Existen múltiples obras que permiten comprender el fenómeno del rock cubano, iluminando su historia y las contribuciones de sus protagonistas. Estos textos también ayudan a tomar conciencia sobre la necesidad de un día que conmemore, celebre y coloque al rock cubano en el lugar que ha ocupado en la música nacional durante años.
Libros como El rock en Cuba, Hierba Mala: Una historia del rock en Cuba, y Parche: Enciclopedia del rock en Cuba son esenciales. Asimismo, otros ensayos y publicaciones de investigadores como Joaquín Borges Triana y Juan Camacho han sido cruciales para arrojar luz sobre un ámbito musical cubano que ha sufrido censura, negligencia institucional y falta de promoción, entre otros problemas que han dificultado que muchos músicos de rock puedan continuar su labor en Cuba.
En las redes sociales, no es habitual que se proponga una idea con intención de desarrollarla sin que surjan posturas radicalmente opuestas que arrastren cualquier propuesta a un abismo sin fondo.
El rock nacional tampoco ha estado exento de estos desenlaces públicos. Sin embargo, al revisar los perfiles de numerosos músicos, seguidores o personas relacionadas de alguna manera con esta escena, se puede percibir que han dejado de lado desacuerdos políticos o sociales en pro de encontrar la mejor solución a esta hermosa propuesta. Y eso ya es un mérito para una escena que necesita de la colaboración de todos sus protagonistas, involucrados y fervientes seguidores, para lograr hacer justicia y celebrar el día de un género que ha definido en las sombras la vida de miles de cubanos.