Vida femenina en la Cuba del ‘cubrebocas’ | Cuba Noticias 360

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Fotografías: Manuel Larrañaga

Redacción: Darcy Borrero

En oposición a la homogenización que a menudo se busca, ser mujer abarca una diversidad de experiencias que se viven desde diferentes contextos, tanto físicos como simbólicos, y por ello no pueden expresarse de la misma forma.

En el punto de cruce entre género, identidades y hasta privilegios, se manifiestan las diversas apropiaciones de lo que significa ser mujer.

En Cuba, esta realidad tiene características propias. A pesar de que las mujeres cubanas también son parte de las luchas feministas a nivel global para eliminar el patriarcado como sistema opresor —y enfrentan problemas que comparten con el resto del mundo—, vivir en un entorno con servicios de salud y educación públicos donde escasean lo esencial tiene efectos particulares sobre las jefas de familia, a las que se les exige tanto en el ámbito laboral como en el hogar.

En el último año, además de las expectativas sociales que recaen sobre las mujeres, las cubanas han tenido que utilizar el nasobuco/cubrebocas/mascarilla y respirar su propio aire en interminables colas, multiplicar los esfuerzos por mantener la higiene personal y del hogar para evitar la propagación del coronavirus. Asimismo, muchas han tenido que adaptarse al teletrabajo, convivir a tiempo completo con sus hijos debido al cierre de escuelas y centros de cuidado, todo esto con recursos limitados.

Mientras tanto, muchas mujeres han estado en la línea de frente, esforzándose por mitigar los efectos de la pandemia de Covid-19. Están en hospitales, servicios públicos de gran demandados y participan en iniciativas privadas con responsabilidad social, como servicios de entrega de alimentos, confección de mascarillas o reciclaje.

Han trabajado incansablemente, científicas a la vanguardia de la investigación y producción de fármacos para prevenir o tratar la enfermedad durante este año de pandemia. Tres de estas mujeres clave compartieron el pasado viernes en el programa estatal Mesa Redonda los avances de las vacunas cubanas que cada una lidera desde el proceso investigativo, recordando que hace un año se realizó el primer diagnóstico de coronavirus en el país.

Este 8 de marzo es un momento no solo para reconocer, sino también para dignificar a las mujeres cubanas en sus luchas cotidianas. Desde la taxista que nos lleva a Urgencias, donde otra nos espera; hasta la vendedora de flores que hace posible un acto de fe con esas flores para alguna Orisha. O la defensora de animales que busca el bienestar de estos seres. O la jubilada que camina por Prado con una bolsa al hombro. También está la maestra, o la madre convertida en docente que ayuda a su hijo con las tareas mientras saca tiempo de sus responsabilidades profesionales y de las labores domésticas no remuneradas.

Existen aún muchas demandas para que las cubanas, tanto en áreas urbanas como rurales, jóvenes o adultas mayores, racializadas, trabajadoras o intelectuales, cuidadoras, cis o trans, heterosexuales, lesbianas, no sean objeto de discriminación ni violencia por el simple hecho de ser quienes son.

En ese sentido, la Red Femenina de Cuba, la revista feminista Alas Tensas y la plataforma Yo Sí Te Creo en Cuba han emitido un llamado conjunto por la acción ciudadana y estatal en busca de una respuesta efectiva ante los feminicidios en Cuba.

“A través de cinco semanas del 2021, los diferentes observatorios de los proyectos que respaldan esta declaración han confirmado cinco muertes violentas de mujeres a manos de sus parejas, con otro caso adicional en proceso de verificación. La situación es preocupante y nos insta a solicitar que las autoridades declaren de manera inmediata la emergencia por violencia machista en el país, especialmente ante la previsión de más confinamientos debido a la Covid-19”, afirman.

Se denuncia que el 2020 fue un año devastador, en el que se registraron 29 feminicidios (incluyendo dos de mujeres canadienses), 3 feminicidios infantiles asociados y el asesinato de un niño por violencia vicaria contra su madre. También se documentaron casos de violencia sexual contra mujeres y niñas, además de intentos de feminicidio, por lo que se alerta sobre la situación en este 2021.

“Todo lo que nuestros observatorios logran documentar, con el invaluable apoyo de la ciudadanía, no es más que un subregistro de lo que realmente ocurre”. El primer paso para resolver un problema es reconocerlo —insisten— y exigen con urgencia cifras oficiales actualizadas de asesinatos por razones de género; que los delitos de violencia de género, en particular el feminicidio, sean tipificados en la reforma del Código Penal prevista para abril de 2022; y la cooperación de la sociedad civil, así como del sector privado y estatal para crear casas de acogida de emergencia para mujeres y sus hijos, como parte de un sistema integral de atención a la violencia de género.

Además, solicitan que se establezca como práctica la declaración de emergencias por violencia de género; que la prevención de dichas violencias se incluya en la educación y salud, y que se permita a las iniciativas feministas realizar acciones comunitarias en este ámbito.

“Seguimos abogando por una Ley Integral contra la Violencia de Género en Cuba y que cese la criminalización del activismo feminista”, recuerdan. Porque en el corazón de este asunto también radica la violencia política e institucional, el rechazo y el acoso en redes sociales. Y los tristes ejemplos de mujeres que imitan al patriarcado cuando pierden la brújula de la sororidad, ya sea por convicción ideológica o por exigencias laborales.

“La Revolución será feminista, o no será” es un lema que se escucha y se lee en diferentes partes del mundo. Hacer que esto se haga realidad en Cuba dependerá de que no nos autoviolentemos, de que no colaboremos con la opresión machista de ningún sistema. Que ningún uniforme sea más fuerte que la red de afectos que nos une y sustenta.

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