Katia Caso: «Siempre estoy en un continuo proceso de aprendizaje»

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Fotos: Jorge Luis Borges

Texto: Alejandro R.

Muchos recordarán a Katia Caso por su presencia en innumerables programas de televisión cubana, cine y teatro. Siempre con su cabello rubio y ojos azules, es uno de los rostros más icónicos en las pantallas de la isla. Desde “Las honradas” hasta “Tierras de fuego”, esta talentosa actriz ha entrado en los hogares de muchos cubanos, ofreciendo personajes que hasta los más jóvenes tienen en la memoria.

Su destreza también ha brillado en el cine, donde hemos sido testigos de su talento en films como “Boccaccerías Habaneras”, “Una Noche” o “El viajero inmóvil”, por nombrar algunos. Las tablas cubanas la recordarán con cariño en obras como “El último bolero”, “Divorciadas, Evangélicas y Vegetarianas” o “Más allá de la Vagina”.

En 1987, Katia Caso culminó sus estudios en Artes Escénicas en el Instituto de Arte de Cuba y, más tarde, ocupó el cargo de Vice-Decana y profesora de actuación en la Facultad de Artes Escénicas de la Universidad de las Artes (ISA). Durante cuatro años también enseñó actuación en el Instituto Cubano de Canto Lírico de La Habana.

Aunque reconoce que su apariencia no es la más común en Cuba, se siente completamente cubana más allá de los estereotipos. Katia siente un profundo amor por su país: “a donde quiera que vaya, llevo mi bandera y la coloco donde viva”.

Cada 31 de diciembre, casi “religiosamente”, canta el Himno Nacional porque está convencida de que “los símbolos patrios son parte de la identidad cubana y hay que seguir amándolos por encima de cualquier circunstancia”.

Quizás algunas de estas circunstancias la llevaron a abandonar la isla y establecerse en Madrid, donde actualmente reside. Desde allí, continúa trabajando con pasión en la actuación, enseña a quienes se interesan por las artes y, sobre todo, sigue aprendiendo.

¿Qué significa para ti la emigración?

Esta es la tercera vez que salgo a vivir fuera de mi país. No me asusta el cambio; al contrario, me gusta descubrir nuevos horizontes. Nunca he tenido miedo a aventurarme.

En 2002, viajé a Ecuador y residí allí exactamente tres años y tres meses sin regresar a Cuba. En ese entonces, la situación en Cuba no era tan complicada como ahora, pero se me presentó la oportunidad de trabajar en una universidad y hacer televisión, lo cual me permitió integrarme poco a poco en la sociedad con mis dos hijas.

Integrarse a un entorno donde no perteneces es un gran desafío. Te ven como extranjero, independientemente de los papeles que tengas. Es difícil derribar las barreras del “todos somos iguales”, aunque en esencia, todos los seres humanos somos iguales.

Llega un momento en el que no te sientes ni de aquí ni de allá, ya que vas perdiendo el contacto cotidiano con Cuba y te sientes extraño en ambos lados.

Algunas personas, para adaptarse, olvidan su origen, se ajustan tanto al lugar que adoptan su acento, lo cual creo que es una forma de protección, ya que muchos inmigrantes enfrentan un complicado proceso de adaptación.

Por eso, buscamos la compañía de nuestros compatriotas. Generalmente, la comunidad cubana tiende a unirse como una gran familia en diferentes países, ayudándose mutuamente a adaptarse a una nueva sociedad.

En mi experiencia, tanto en Ecuador como en Chile, y ahora en España, follo veo caminando por las calles y siento que carecen de historia.

Por todo esto, creo que la emigración tiene un lado positivo, pero también uno muy duro y difícil. Para muchas personas, adaptarse y forjar nuevas amistades puede ser un gran reto, ya que somos seres sociales y siempre necesitemos amigos y contacto con otros.

La emigración es un proceso difícil, pero no se debe temer al cambio.

¿Por qué decidiste venir a vivir a España?

Cuando regresé de mi segunda experiencia viviendo fuera de Cuba, que fue en Chile, había afirmado que no iba a dejar más Cuba. Regresé en 2011, comencé de nuevo mis proyectos y me concentré en mi trabajo, en mi pequeño negocio de renta, pero la pandemia llegó y todo se detuvo. Esa situación se volvió terrible para la economía cubana, combinada con la pandemia y la escasez de medicamentos, resultó en un contexto crítico.

La situación empezó a empeorar, como es sabido, y mi hija mayor, cantante de ópera, se mudó a España porque en Europa el ámbito de la ópera es mucho más fructífero que en Latinoamérica. Así que ya tenía una hija instalada aquí.

La decisión de mudarnos a España y no a otro lugar fue, además, facilitada por el hecho de que tanto mi hija menor como yo poseemos la ciudadanía gracias a la Ley de Memoria Histórica. Dado que mi otra hija vivía aquí, como madre latina, deseaba que las tres estuviéramos juntas.

Hablé con mis hijas, pero la preocupación era nuestro perrito que no queríamos dejar atrás, pero lamentablemente falleció a los 14 años, y para nosotros era parte de la familia. Esa limitante, junto a las dificultades de encontrar lo básico para vivir en Cuba, nos impulsaron a decidir por España, un país que, a mi juicio, guarda más afinidad con nosotros que otros lugares donde he vivido.

Adicionalmente, hay algo nostálgico para mí al estar aquí en España. Mis abuelos eran asturianos, y desde pequeña he crecido sabiendo esto, lo que provoca en mí un sentido de conexión con mis ancestros y de alguna manera, he crecido con esa herencia. También anhelo visitar el lugar donde nacieron, como un viaje al pasado.

A lo largo de la historia, el ser humano ha estado en constante movimiento por el mundo, y debería considerarse algo más natural y cotidiano.

¿Profesionalmente qué fue lo primero que pudiste hacer en España?

Llegué a España en un momento complicado, en el año 2020, cuando todo estaba cerrado debido a los contagios de Covid-19.

Era un desafío insertarse profesionalmente en ese periodo. No obstante, contacté a María Isabel Díaz, ya que tengo una trayectoria como actriz y profesora de actuación tanto en teatro tradicional como en teatro musical.

Desde 2002 soy docente, trabajé en Ecuador durante tres años en una universidad, luego en Cuba en la Escuela Nacional de Arte y fui Vicedecana durante dos años en la Universidad de las Artes en Cuba (ISA) en la Facultad de Teatro, y me apasiona esta profesión. También tengo especialización en clases de actuación dirigidas a cantantes en el ámbito del teatro musical. Disfruto mucho de la enseñanza.

Una vez que hubo algo de apertura, María Isabel y yo fuimos invitadas a participar en un taller en La Íntegra Teatro, un espacio dirigido por una joven llamada Tamara. A partir de ahí, surgió mi intención de crear un espacio donde pudiera ofrecer clases de actuación, tanto para teatro dramático como musical.

¿Ese fue el punto de partida para el proyecto MAS? ¿Cuál es la idea principal de este proyecto?

María Isabel y yo somos amigas desde hace mucho tiempo, y estudiamos juntas en el ISA, por lo que decidimos unir fuerzas y comenzamos a crear MAS (Music Actor Studio), que refleja todo lo que abarca.

Con MAS lanzamos talleres de verano e invierno, y lo hemos estado haciendo desde hace años. Ya tenemos programado nuestro próximo taller, y estamos convocando a personas interesadas de cualquier edad y nivel. Es emocionante encontrar profesionales de diversas especialidades con un talento excepcional para este género.

Queremos seguir creciendo y desarrollándonos en este proyecto que tanto me entusiasma.

¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar junto a María Isabel? ¿Cómo integran la docencia con sus carreras como actrices, cada una desde sus trayectorias profesionales?

María Isabel es una actriz excepcional con una carrera extraordinaria. Trabajar juntas ha sido un enriquecimiento invaluable para ambas. Estoy aprendiendo mucho de ella y ella de mí, especialmente en el ámbito de la docencia, ya que, aunque había tenido algunas experiencias ayudando a montar personajes y escenas, no había incursionado en la enseñanza formal. Nos hemos complementado mutuamente, cada una aportando desde su experiencia y trayectoria en diferentes ramas.

María Isabel lleva aquí 25 años y se ha convertido en una actriz internacional con una calidad impresionante. La celebro constantemente; me siento muy orgullosa por ser cubana y por contar con su amistad, su carrera es digna de admiración.

Siempre digo que si hubiera sabido cuánto iba a crecer como actriz enseñando, habría comenzado antes. Considero que para la docencia es fundamental acumular experiencia, y yo llevaba 15 años de trayectoria como actriz cuando inicié con las clases.

Nos va muy bien; seguimos creciendo y aprendiendo cada día más. Siempre comentamos que nuestros alumnos nos enseñan mucho, porque aunque este trabajo es grupal, cada uno de ellos tiene áreas específicas que necesitan desarrollar en la interpretación.

Así que se trata de un esfuerzo colectivo, pero es esencial trabajar de manera individualizada con cada estudiante y ser muy observadoras para identificar qué necesita cada uno y eso es muy enriquecedor.

¿En qué otros proyectos estás trabajando ahora?

Actualmente estoy trabajando como actriz en una agencia de representación llamada Tinglado, y participando en varios castings para diferentes proyectos. Sin embargo, he tenido algunas dificultades con el acento español, pero lo estoy trabajando.

Tengo también otros proyectos en stand-up comedy. Estoy desarrollando un monólogo humorístico, un área en la que no había incursionado antes, ya que en Cuba había trabajado en comedias, pero no en formato de monólogo. Este nuevo proyecto me tiene muy emocionada, y hay muchos espacios en España que se especializan en este tipo de actuación.

Soy algo despistada, y a menudo me dicen que me suceden cosas muy atípicas y graciosas, así que he ido escribiendo poco a poco estas experiencias. Tengo listos dos monólogos.

El primero aborda el amor en la tercera edad. ¿Cómo se enfrenta una generación a la sexualidad sin haber recibido educación sexual o sin acceso a Internet? ¿Y cómo se vive la sexualidad a esta edad? Ese es el enfoque de mi primer monólogo, que espero que le guste a la gente. Ya lo presenté en un espacio con una amiga y tuvo buena aceptación, así que espero continuar presentándolo.

¿Consideras que en Cuba se te recuerda más por tu trabajo en televisión a pesar de haber hecho varias obras de teatro y cine?

Muchos actores coinciden en que diez minutos en televisión te aportan más fama que diez años en teatro. Lo curioso en Cuba es que el público realmente asiste al teatro y es muy conocedor de las artes escénicas, pero la televisión tiene un alcance más amplio.

La televisión me ha permitido llegar a más personas, lo que también facilita encontrar más trabajo porque más directores te conocen. Además, el teatro requiere que las personas se desplacen y tengan un interés particular en lo que están a punto de ver.

Me encanta el teatro porque la posibilidad de interactuar con un público en vivo es algo maravilloso y único. Cada función es distinta, aunque tengas todo bien ensayado. Siempre hay algo nuevo que descubrir y mejorar en el personaje.

Asimismo, gracias al teatro, puedes explorar más a fondo a los personajes, ya que el proceso no termina en el estreno; con cada presentación puedes ajustar y enriquecer lo que has construido.

¿Podrías elegir entre actuar en teatro, televisión o cine?

No podría elegir, todos me apasionan, pero sí podría establecer un orden: primero el cine, luego el teatro y, a la par, la televisión.

Me gustan todos los medios; lo único que no he experimentado es la radio, ya que no he tenido la oportunidad. Pero actuar en cualquiera de estos formatos es para mí una bendición, me brinda una satisfacción inmensa. Es una profesión que adoro.

En ninguno de los tres medios puedes dar la espalda a la verdad; siempre debes hacer una actuación sincera, profunda, transmitiendo autenticidad, como un vestido que no debe mostrarse defectuoso.

El cine exige un trabajo detallado, ya que la pantalla puede magnificar cualquier pequeño gesto. La sinceridad y la precisión son imprescindibles. El cine posee una magia incomparable.

La televisión opera a un ritmo mucho más acelerado; necesitas entregar resultados de inmediato, a veces filmando veinticinco escenas en un solo día, exigiendo rapidez en el trabajo.

El teatro, por otro lado, te da el tiempo necesario para ensayar adecuadamente, usualmente preparas durante dos o tres meses, lo que permite que al llegar al estreno, el personaje esté completamente desarrollado.

De los papeles que hiciste estando en Cuba, ¿cuál es el que más recuerdas y por qué?

Responder a esa pregunta es complicado porque cada personaje tiene su singularidad y los recuerdo de diferentes maneras. Es difícil elegir uno.

Sin embargo, en televisión, rememoro con cariño una serie llamada “De tu sueño a mi sueño”, dirigida por Eduardo Moya, que gira en torno a la clandestinidad en los años 90. El personaje de Amalia me dejó una huella especial, porque Moya era uno de los mejores directores de series cubanas, riguroso y exigente.

Recuerdo que me gratificó mucho que, tiempo después, mientras estaba en Cuba, un joven me abordó en una cafetería y me dijo: “qué bonita era usted”. Esto me sorprendió, especialmente porque en ese entonces yo tenía 27 años y él era muy joven, y esa serie no se ha vuelto a transmitir. Resultó que había visto la serie a través del Paquete Semanal, lo que confirma que la juventud cubana busca productos nacionales.

El hecho de que un joven me felicite por un trabajo que realicé hace años indica que la serie tuvo un impacto y me sorprendió que se adhiriera a esa memoria. De hecho, le pedí que me pasara la serie.

Amalia fue un personaje que realmente me emocionó, era hermana del protagonista, y es algo complicado volver a ver algo que hiciste a los 27 años cuando ya tienes más de 50, pero lo hice y me gustó, lo que es impresionante.

Estuviste muy involucrada en el envío de ayuda a Cuba debido a la escasez de medicamentos que existe en la isla, ¿cómo fue ser parte de esa experiencia?

Fue desgarrador observar la falta de medicamentos en Cuba, especialmente algunos que son conocidísimos y imprescindibles. Creo que cada uno puede hacer su aporte en la medida de sus capacidades. Así que nos unimos a un amplio grupo de cubanos y españoles para solicitar donaciones de medicamentos y dinero. Junto con Massiel, quien organizó toda la logística, comenzamos a recolectar contribuciones; le prestaron un local y ella se volvió muy activa gestionando el envío hacia Cuba.

Empezamos a recolectar donaciones y muchas personas se sumaron. Yo me comprometí a llevar medicamentos en mi equipaje a Cuba, ya que consideraba que era mi deber contribuir de cualquier forma posible en ese momento.

Aun hoy continuamos con esta labor. Aunque quizás estoy menos activa, siempre estoy enviando medicamentos a quienes los necesitan.

Si tuvieras que definir a Cuba en estos momentos, ¿cómo lo harías?

Definir la situación actual de Cuba es complicado, pero pienso que debe haber una fuerza superior que evite que el país se hunda y que las cosas comiencen a mejorar. Estoy convencida de que su situación es extrema, pero tengo fe en que puede cambiar.

Por ahora, Cuba atraviesa una crisis económica evidente, que espero no dure por mucho tiempo. No sé cuál será la solución, pero confío en que tiene que ocurrir algo, aunque no sé qué podría ser, para que la situación no continúe deteriorándose.

No soy política ni economista, así que no puedo brindar detalles técnicos o análisis específicos, pero lo que sí sé es que así no podemos seguir.

Si tuvieras que definir a los cubanos, ¿qué dirías?

Esta interrogante es interesante, aunque no es fácil, porque en cualquier nación existe una amplia variedad de personas y encasillarlas nunca es completamente justo. Sin embargo, hay características idiosincráticas y generalizadas que nos distinguen.

El cubano siempre ha sido conocido por su alegría, su espíritu festivo, su ingenio, su extroversión y su hospitalidad. Además, tenemos un sentido del humor formidable, capaz de encontrar la risa incluso en las circunstancias más difíciles. En otros lugares del mundo no he experimentado esto.

Ahora bien, luego de la crisis de los 90 y en la actualidad, el cubano ha tenido que adaptarse a una realidad distinta, porque ya no hay mucho de qué reírse y la inequidad hace que el humor se vuelva más escaso, dado que ni siquiera lo básico como comida, medicamentos y la electricidad se cuenta con facilidad por las largas colas.

Aunque llevo dos años en España, sigo yendo a Cuba porque soy cubana de corazón y no dejaré de sentirme así; me enorgullezco de serlo y reconozco que las circunstancias cambian. En estos momentos, el cubano vive en un estado de tristeza y desánimo; cada vez que veo un video, es el lamento de una madre o un sentir de angustia, lo que me hace pensar que debe cambiar.

Defiendo la unión entre cubanos, tanto los que están fuera como los que están dentro. Todos somos cubanos. Si estoy aquí es por la situación en mi país, donde he dedicado 36 años de mi carrera. Sin embargo, a pesar de las adversidades que enfrentamos, los cubanos en todo el mundo estamos apoyando con lo que podamos.

Quiero enviar un abrazo a todos y manifestar mi apoyo. No suelo hablar mucho en las redes por diversas razones, pero desde mi posición, hago lo que puedo, sea mediante medicamentos u otras donaciones; no busco reconocimiento por ello, sino que lo veo como una obligación.

No soy de las que más se promocionan en las redes, pero defiendo a Cuba y me duele profundamente lo que está pasando en mi país. Mi mensaje es que no a la violencia y no a la división entre cubanos, sin importar dónde nos encontremos.

Y si tuvieras que definirte a ti, en este momento de tu vida…

Pronto cumpliré 60 años, pero me siento como si tuviera 40. Tengo una gran admiración y amistad con una actriz cubana como Verónica Lynn, quien es un verdadero ejemplo para mí. Si ella, a sus 92 años, sigue activa y con su mente en forma, así quiero ser yo.

Deseo seguir trabajando eternamente y continuar aprendiendo, como dice Verónica, porque nunca se puede saberlo todo. Me considero una eterna aprendiz.

Estoy en un periodo de cambio, ya que he cambiado de país y de circunstancias, pero hay aspectos que son imprescindibles para mí. Uno de ellos es la educación; quiero realizar un Máster y continuar impartiendo clases, para transmitir mis experiencias, porque la esencia de la actuación aquí no es muy diferente de la de Cuba.

Esa es la forma en que me veo ahora, en este momento crucial de mi vida: seguir enseñando y aprendiendo cada día.

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