Foto: RL Hevia
Desde el 3 de mayo, entraron en vigor en Cuba nuevas modificaciones en los precios de los productos incluidos en el Programa de Medicina Natural y Tradicional, los cuales habían sido calificados como «simbólicos y muy desactualizados» y estaban poniendo en riesgo grandes sumas del presupuesto.
En términos generales, el gobierno destina aproximadamente 1,070 millones de pesos para cubrir los costos reales de producción de este tipo de medicamentos, según informes de medios oficiales.
Los precios bajos a los que se comercializan los productos, que no han experimentado cambios desde la fallida tarea de ordenamiento, afectan la rentabilidad de las empresas y las posibles ventajas salariales del personal involucrado.
Según la prensa estatal, en 2023 se produjeron 96 millones de unidades de productos de medicina natural y tradicional, lo que representa un incremento de 5.9 millones en comparación con 2022. Este aumento es comprensible si consideramos la escasez de medicamentos en las farmacias de Cuba como una forma de sustitución.
No obstante, a pesar de los incrementos reportados, también se reconoce «un déficit de estos productos en las farmacias, debido precisamente a la insostenibilidad de sus producciones». Esto se agrava por el aumento en el uso de estos productos, que se ha visto reflejado en más de 60 millones de consultas médicas atendidas.
Los ajustes en los precios van acompañados de una visión utópica –y aún sin concretar– del gobierno de la Isla, que lleva ya varios años intentando subsidiar a las personas y no a los productos.