Imágenes: Cuba Noticias 360
La idea de que “cualquier tiempo pasado fue mejor” ha estado presente en la humanidad desde tiempos inmemoriales, generalmente marcada por la nostalgia y los recuerdos de épocas anteriores. Sin embargo, en la actualidad de Cuba, esta frase refleja una dura realidad: el retroceso es palpable en casi todas las áreas del ámbito económico y social.
Aunque el retroceso podría ser explicado con análisis profundos y términos macroeconómicos, para la población común bastan las observaciones diarias en las calles, donde bienes y servicios que solían ser parte del día a día han desaparecido. Por ejemplo, los refrigerios que antes se compraban fácilmente hoy son escasos o han aumentado drásticamente de precio, lo que no es lo mismo, pero …
Cuba Noticias 360 presenta un resumen de cinco meriendas “salvadoras” del verano que ya no son lo que solían ser.
1. Duro frío: Este era el manjar favorito en los barrios cubanos, especialmente en aquellos periféricos, donde las travesuras de los jóvenes solían concluir en la casa de la vecina que ofrecía duro frío. Aunque hubo tiempos en que se fabricaba en moldes, el duro frío actual se congela en latas de refresco o cerveza, y su costo ha aumentado de 50 centavos o un peso a entre 5 y 10 pesos, dependiendo de la localidad. Aparte de los recursos utilizados, lo que ha llevado a que el duro frío se vuelva casi inexistente son los constantes apagones, que en el interior de la isla no permiten enfriar ni un simple vaso de agua.
2. Frozen: Sirviéndose en barquillas o despachados en vasos desechables, esta variedad de helado enfrenta el mismo destino que los duros fríos, amenazada por la falta de electricidad. Además, el frozen ha visto incrementados sus precios debido a los ingredientes que requiere, aunque algunos vendedores “ingeniosos” intentan estirar los lácteos o abaratar los saborizantes. Actualmente, disfrutar de este tipo de helado puede costar, al menos, 40 pesos en gran parte de Cuba.
3. Guarapo: En una isla que solía ser la gran productora de azúcar, los paisajes de cañaverales eran comunes. Pero eso ya es cosa del pasado. Tras la reducción de esta industria y el colapso del sector, encontrar un trapiche que elabore guarapo de caña se ha convertido casi en un lujo. Esta bebida, que antes era una opción económica, ahora tiene precios que varían entre 70 y 200 pesos por vaso, dependiendo de su tamaño. Y el término vaso es un eufemismo, ya que el guarapo en Cuba se vende desde hace años en botellas de vidrio cuidadosamente cortadas, una solución a la escasez crónica de envases.
4. Palomitas de maíz: Aunque no hay suficiente maíz para reducir los precios de los tamales, hay suficiente para la venta de palomitas, especialmente cerca de parques infantiles o en fiestas populares. Hace años, estas se ofrecían en cucuruchos de variados tamaños para acomodarse a diferentes presupuestos, pero hoy predominan las bolsas de nylon, las jabitas desviadas de las tiendas, llenas de palomitas que costan desde 50 pesos en adelante.
5. Ramo de anoncillo: Este también es el precio mínimo por el que se pueden encontrar los ramos de anoncillos o mamoncillos, nombres que varían dependiendo de la región cubana. Por menos de 50 pesos, ya ningún vendedor ambulante ofrece esta peculiar fruta, característica de los meses de verano, que preocupa a muchos padres, no solo por sus altos precios, sino también por el riesgo de asfixia que conlleva la famosa “comida de bobos”.