Los lazos de amor de Carlos Lazo

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Fotos: Cortesía del Entrevistado

Miami. Nueva York. Los Ángeles. Seattle. Una caravana de bicicletas y automóviles recorrió estas ciudades en un esfuerzo por construir puentes de amor entre Cuba y Estados Unidos. ¿El propósito? Solicitar a la nueva administración que levante el bloqueo hacia la Isla y poner fin a las diferencias históricas.

Alrededor de 500 cubanos que viven en Estados Unidos, junto a amigos solidarios con la causa, se unieron a esta iniciativa, que surge gracias a un nombre: Carlos Lazo, un profesor cubano que se ha convertido en una figura reconocida en redes sociales por sus mensajes centrados en la fraternidad entre ambas naciones.

Lazo, que reside en Estados Unidos, es considerado un líder de opinión. Cada publicación en su página de Facebook se vuelve viral. Con su proyecto «Fábrica de Sueños» y su misión constante de eliminar fronteras, ha conseguido captar la atención de miles de seguidores, especialmente de la comunidad cubana diseminada por el mundo.

No se conforma con simplemente llevar a sus estudiantes norteamericanos a la Isla, unirse a Buena Fe y hacer que sus alumnos suban al escenario del Karl Marx para cantar en perfecto español «Música Vital». En abril de 2020, envió una carta a Donald Trump solicitándole que levantara temporalmente las restricciones del embargo hacia Cuba debido a la emergencia sanitaria provocada por la COVID-19. No solo fue una carta, sino que además habilitó dos plataformas en línea para recoger firmas en apoyo a esta petición.

Del controvertido expresidente no recibió respuesta. Sin embargo, continúa llevando a cabo iniciativas como esta caravana, donde cada vez se une más gente. A propósito, Cuba Noticias 360 se puso en contacto con Carlos Lazo, quien nos explicó el razonamiento detrás de estos puentes de amor, qué buscan y proponen, y cuál ha sido su impacto hasta ahora.

«Primero que nada, la única solución a los problemas y diferencias entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos, que además crean barreras, son puentes de amor. Hasta ahora, solo hemos tenido muros, y casi siempre son muros de odio, manipulación y diferencias, incidentes que han arruinado los avances en la relación entre los dos países.

«Esto está basado en una política de sesenta años, cuya premisa ha sido cambiar el gobierno en Cuba, derrocarlo. Para lograr ese objetivo, han intentado crear situaciones de extrema precariedad en la población cubana, para que se sientan desesperados y se rebelen contra el gobierno.

«Esta política, además de ser impráctica ya que no ha logrado los objetivos que persigue, es fundamentalmente inhumana, porque se trata, básicamente, de infligir dolor y sufrimiento a la población. Por eso, debe ser completamente transformada. Creemos que los puentes de amor, el diálogo, el entendimiento y las relaciones entre los pueblos son lo que necesitamos en estos tiempos y siempre», nos comparte Lazo.

Alrededor de veinte mil personas firmaron aquella petición a Trump, la mayoría de ellas cubano-americanos. «Gente de diferentes ideologías y creencias religiosas apoyó esta petición. Más allá de las consideraciones políticas, estaban las consideraciones humanas», añade. Esto, por supuesto, demuestra que una gran parte de la población cubana en Estados Unidos aboga por el levantamiento de las sanciones.

Trump no prestó atención. Pero Lazo organizó una primera bicicletada, recorriendo cinco mil kilómetros para llamar la atención y llegar a Washington DC, pidiendo que algún funcionario de la Casa Blanca lo atendiera para expresar sus inquietudes, que son muchas y diversas. Nadie lo recibió. Ante eso, «no tuvimos otra opción que hacer una petición al que en ese momento era el futuro presidente de Estados Unidos. Lo redactamos con ese mismo espíritu y pedimos seis cosas».

¿Cuáles fueron esas peticiones?

-Número uno, que se reabra la Embajada en La Habana, esto es fundamental para que cualquier mejora en las relaciones empiece.

-La segunda petición fue restaurar el Programa de Reunificación Familiar, conocido como Parole, que fue suspendido por Trump en 2017.

-Lo tercero que solicitamos fue permitir de manera irrestricta el envío de remesas. Si una persona está en un lugar con mejor situación económica, debe tener el derecho y creo que también el deber de ayudar a sus hermanos que viven en lugares donde la economía enfrenta dificultades.

-Además, pedimos que se restauren los vuelos a las provincias orientales y que los norteamericanos puedan viajar sin restricciones a Cuba. En este momento, existen categorías migratorias y es necesario obtener una licencia especial para que los norteamericanos viajen a Cuba por ciertos motivos, lo cual es exclusivo.

-El sexto punto de la petición plantea establecer lazos de cooperación entre Estados Unidos y Cuba. Hay un apartado en ese capítulo sobre la colaboración científica. Estamos en medio de una pandemia, y lo más lógico es actuar como humanidad, no como tribu o grupo político.

Creemos que el gobierno de Estados Unidos, bajo la nueva administración de Biden, puede adoptar una política más pragmática y humana hacia nuestro pueblo; esa es la base de nuestra solicitud.

¿Es difícil hacer activismo político desde Estados Unidos?

Más que activismo político, lo llamo activismo humano. Para mí, es complicado, ya que hay un grupo de personas y una política del gobierno estadounidense que generan millones de dólares a ciertas personas que apoyan esa política, además de una maquinaria de propaganda. Cualquier cosa que uno diga puede ser atacada; he recibido amenazas de muerte, acoso en redes, y personan que amenazan a mi familia, todo ello exacerbado por individuos que utilizan el odio como arma y controlan medios de comunicación.

¿Qué es lo más gratificante de esta labor?

Lo más gratificante es saber que tantas personas, tanto aquí como allá, valoran el esfuerzo que uno hace, y eso me indica que no estamos solos, que somos millones de personas. Recibo cientos de mensajes a diario; junto con algunos mensajes de odio y amenazas, recibo cien veces más mensajes de amor y esperanza, muchos cubano-americanos que aman a su familia, que apoyan la creación de puentes de amor y han adoptado esa frase como propia.

Eso lo dice todo: expresa lo que queremos, cómo lo queremos y que ese es el camino para lograr entendimiento. Esto me llena de una pequeña satisfacción, ya que tantas personas, tantos millones de entre tantos pueblos, no pueden estar equivocados en su deseo de amor y reconciliación.

Carlos también escribe crónicas sobre Cuba, recuerdos que perduran, como el olor a campo, la comida y los retratos familiares de su infancia. Sus seguidores le agradecen cuando comparte esto. Lleva su isla siempre guardada en un bolsillo, y sueña con verla libre de bloqueo. Ese día, sabe que llegará. El día del abrazo entre ambos pueblos.

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