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Muchos años han transcurrido y en Cuba persiste el recuerdo de la Materva, esa bebida refrescante elaborada con yerba mate que, tras la Revolución cubana, pareció desvanecerse del panorama de la isla.
Con la llegada del verano, las bebidas refrescantes se vuelven aún más deseadas, pero en la Cuba actual son cada vez más difíciles de conseguir. Los recuerdos de abrir una lata de refresco al llegar a casa se desvanecen en la memoria de muchos cubanos.
Algunos podrán recordar toda una gama de refrescos que han dejado huella en el paladar de los isleños. Aparte de la Materva, están el Jupiña, el Cawy Limón, la Bella Matancera, la Piñita, la Malta Hatuey y el ocasional Ironbeer.
Todas estas marcas comerciales de la década de 1950 forman parte de esa nostalgia cubana, no solo por su sabor refrescante, sino también por esa felicidad que llenaba el estómago y alegraba el más cálido de los días de verano.
Comencemos mencionando brevemente al Ironbeer con su eslogan “El refresco de los que saben beber”, que se podía comprar por tan solo 5 centavos. Y no olvidemos la Coca-Cola y la Malta Hatuey, esta última adorada por muchos por su combinación única con leche condensada.
Tras la Revolución, se prohibió toda publicidad de estas bebidas, aunque su sabor, a veces con otro nombre, siguió formando parte de la dieta cubana. Incluso en las décadas de 1980, 1990 y 2000, era posible encontrar algún que otro refresco de estas marcas, aunque casi como tesoros escondidos por madres y abuelas para ocasiones especiales.
Hablemos ahora de la Materva, una empresa establecida en Matanzas en 1920 bajo el nombre de Materva Soft Drink Company, que se convirtió en una de las marcas más reconocidas de la isla.
Su publicidad atraía incluso a aquellos que no eran fanáticos de este tipo de bebidas, quienes a menudo se dejaban seducir por sus propiedades energizantes, promocionadas por las grandes celebridades de la época.
Su planta embotelladora, junto a las de Pepsi y Coca-Cola, fue objeto de varias huelgas durante el primer año de la Revolución, hasta que en 1960 fue nacionalizada y dejó de producirse en el país.
Justo en la década de 1960, la Cawy Bottling Company de Miami, creada para elaborar el popular refresco de lima-limón Cawy en Cuba, comenzó a producir Materva en Estados Unidos.
El inicio de su producción en la ciudad del Sol fue un intento del fundador de la empresa de diversificar su oferta al percatarse de la intensa competencia que enfrentaba contra grandes empresas estadounidenses que distribuían bebidas de lima-limón.
Hoy en día, la fábrica promociona la Materva como “auténticamente cubana” y asegura que “hay una buena razón por la cual la gente ha disfrutado de Materva durante más de 100 años… es la bebida original de energía herbal”.
Cawy Bottling Company destaca en su página web que “mucho antes de que existieran las bebidas energéticas y todo lo relacionado con la cafeína, el té de la planta de yerba mate era el secreto mejor guardado de Cuba para una resistencia duradera”.
Descripta por los medios como “el viejo refresco cubano de reserva”, la bebida sigue siendo muy popular. Aquellos que aún se encuentran en la isla la recuerdan de su juventud y los que residen en Estados Unidos la atesoran como parte de la nostalgia de la Cuba prerrevolucionaria.
En Miami, incluso se ha convertido en un símbolo de la cubanía, las guías de turismo suelen recomendarla a los visitantes y en 2002 recibió el premio al Mejor refresco local otorgado por el Miami New Times.
Al pensar en ella, se nos hace agua la boca. Después de más de 100 años, la Materva sigue siendo uno de esos productos perdidos en la isla. No estamos hablando solo de los clásicos de antes de la Revolución, ya que hoy la lista incluye a los más contemporáneos como Tropicola, Tukola, Najita y Cachito…
La lista de ‘desaparecidos’ sigue ampliándose en un país donde los recuerdos y la memoria son los únicos elementos a los que aferrarse en tiempos de precios exorbitantes y tiendas vacías.
Invitemos al recuerdo, aunque sea por un momento, y pensemos en ese mar que rodea la isla o en esas noches de baile acalorado. Acompañemos esos paisajes con una Materva fría y refresquemos esos buenos momentos de tiempos pasados que, sin duda, volverán algún día.