Cómo identificar a un emigrante cubano a través de los objetos que tiene en su hogar.

Lo más Visto

Foto: Cuba Noticias 360

Atravesando Centroamérica o Europa del Este; ya sea en avión, crucero o incluso en balsa; impulsados por situaciones económicas, políticas y a veces por la simple curiosidad, los cubanos están abandonando una isla donde sus aspiraciones personales se han desvanecido. Han llegado tan lejos como a Siberia, Hong Kong, el delta del Nilo, Beirut, Alaska…

El fenómeno migratorio que desangró al país en los años 90 ha sido superado con creces en los últimos años, con más de medio millón de cubanos que han dejado “el barco”, según muestran las estadísticas.

Muchos se van de Cuba sin llevar consigo sus pertenencias más queridas, pero llevan consigo una especie de ADN emocional que encapsula la idiosincrasia de la isla, lo que algunos expertos denominan cubanidad.

En lugares tan diversos como Siberia, Hong Kong, el delta del Nilo, Beirut o Alaska, los emigrados cubanos son fácilmente identificables por la nostalgia que sienten por su pequeña isla, por el afecto hacia su familia que han dejado atrás —ya sea padres, abuelos, tíos o primos lejanos— y, en ocasiones, por algunos objetos que se niegan a dejar atrás.

Cuba Noticias 360 reúne las cinco cosas que generalmente no faltan en la casa de un cubano emigrado.

Cafetera tradicional: Aunque su origen no es cubano, sino italiano, y data de la década de 1930, este modelo de cafetera se ha arraigado en la isla y ha desplazado, no sin resistencia de las abuelas, al clásico colador de tela. Prácticamente sin cambios, esta cafetera se ha convertido en la reina de las cocinas cubanas, hasta el punto de que la industria nacional la produce bajo la marca INPUD, mientras que los propietarios de fundiciones privadas las fabrican con gran éxito. A pesar de que otros modelos han ganado popularidad en otros países, especialmente en restaurantes y cafeterías, los cubanos que viven en el extranjero mantienen en sus cocinas estas famosas cafeteras italianas, que preparan el café con la concentración y el aroma que evocan sus hogares de la infancia.

Bolsas de nylon, las icónicas jabitas de shopping: Aunque se adaptan rápidamente a los comercios internacionales, donde resulta impensable vender productos sin su correspondiente embalaje —a menudo respetuoso con el medio ambiente—, los cubanos prefieren tener siempre a mano una bolsa de nylon, especialmente si han llegado recién al Primer Mundo y aún no comprenden bien cómo funciona “la mecánica” de compra. Acostumbrados a que en las tiendas cubanas las dependientas digan con naturalidad: “Ay, mi amor, te debo la jabita”, no es raro que los emigrados lleven en sus carteras una pequeña bolsa de repuesto o que, al llegar a casa, guarden en una gaveta de la cocina la jabita que les dieron en el comercio «de los chinos». Esta costumbre está profundamente arraigada en el subconsciente cubano, aunque poco a poco podría ir desapareciendo con la adopción de buenas prácticas comerciales en el resto del mundo.

Envases para almacenar alimentos: En Cuba son conocidos como pozuelos, tártaras o cacharras, dependiendo de la región, y en España se les llama tupper. ¿Qué cubano no ha regalado un pozuelo nuevo en el Día de las Madres? La tradición de guardar estos envases tiene su origen en la necesidad económica que obliga a no desperdiciar nada. También son útiles para enviar alimentos a las becas de los hijos o para compartir un poco de arroz con el vecino, con la advertencia: “Pero me devuelves la cacharra”. Una vez cruzado el mar, los emigrados continúan conservando y comprando los llamados tuppers, sobre todo si, además de ser útiles, son estéticamente agradables y decoran la nevera. Hay costumbres cotidianas del “cubaneo” que no desaparecen al salir por la Aduana.

Herramientas básicas: Un martillo, puntillas, una llave ajustable, tornillos y destornillador conforman el set esencial en cada hogar cubano, ya sea en La Habana o en Tampa, porque hay reparaciones que se pueden resolver sin la necesidad de llamar a una brigada de mantenimiento. En Cuba, siempre hay alguien en casa dispuesto a arremangarse y clavar una puntilla o apretar una tubería que se fuga, soluciones que, en el peor de los casos, requieren la ayuda del vecino “manitas”. La autosuficiencia doméstica sigue con el cubano a cualquier rincón del mundo, especialmente si con ella se ahorra la temida reforma del hogar.

Lámpara recargable o linterna: Marcados por las recientes —y cada vez más frecuentes— temporadas de apagones, los cubanos que están emigrando actualmente se procuran algún dispositivo que les garantice lo que el gobierno denomina, casi con un tono optimista, soberanía energética. Una lámpara recargable, baterías de repuesto o una linterna son elementos que no faltan en las estanterías, ni en los paquetes que envían posteriormente a sus familiares que se han quedado atrás, a merced de “la Guiteras”.

Más Noticias

Últimas Noticias