Cuba registra su nivel de natalidad más bajo desde 1959.

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Foto: Cuba Noticias 360

El notable descenso de la tasa de natalidad en Cuba se ha convertido en uno de los problemas demográficos más relevantes de la isla, generando un profundo impacto en su estructura poblacional y en el futuro de su desarrollo económico y social. Este fenómeno ha contribuido a un elevado índice de envejecimiento y a otras consecuencias en la sociedad cubana.

Según datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) y del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, la tasa de fecundidad se sitúa aproximadamente en 1,4 hijos por mujer, un número que está claramente por debajo del nivel necesario para el reemplazo generacional.

En 2024, se contabilizaron 71.000 nacimientos, lo que representa una disminución de 19.075 nacimientos en comparación con 2023. Esta tendencia a la baja se ha mantenido de forma constante en el país en los últimos años. En 2023, Cuba registró 90.300 nacimientos, lo que supone 15.000 menos en comparación con 2020, cuando el total era de 105.616.

La emigración frecuente de jóvenes en edad fértil, que buscan mejores oportunidades en el extranjero, también agrava este escenario. Un artículo de El País sobre el tema indica que este éxodo tiene un impacto directo en la pirámide poblacional, ya que disminuye la proporción de personas en el rango de edad de 20 a 35 años, el grupo con mayor potencial reproductivo.

Las causas de la baja natalidad incluyen tanto factores económicos, como las dificultades para acceder a recursos básicos, como cambios culturales, entre ellos el creciente deseo de las parejas de priorizar la estabilidad financiera antes de formar una familia. De hecho, el retraso voluntario en la maternidad y paternidad se ha vuelto más común en las ciudades con mayores niveles educativos.

A pesar de que las autoridades cubanas han implementado varios programas de apoyo a las familias y adoptado medidas para fomentar la natalidad, estos esfuerzos aún no han logrado revertir la tendencia descendente, especialmente en el contexto de la crisis económica que enfrenta el país y la falta de un entorno laboral que mantenga a los jóvenes en la isla.

El desafío, como señala el medio español, radica en la necesidad urgente de adaptar el sistema de salud y la infraestructura social a la creciente población de personas mayores. Con la tasa de natalidad en niveles históricos mínimos, es crucial centrarse en el ámbito de la seguridad social y las pensiones, que deben atender a una población que está envejeciendo.

Es imperativo, por lo tanto, implementar políticas integrales que combinen incentivos económicos, mejoras en la atención sanitaria y un enfoque cultural más amplio. Esto podría no solo revitalizar la tasa de natalidad, sino también garantizar el bienestar de una población cada vez más longeva, en un contexto que ha sido calificado como “un país de viejos”.

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