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Texto: Hugo León
La trágica muerte de ocho recién nacidos en un lapso de 16 días en el Hospital Ginecobstétrico Diez de Octubre en La Habana, conocido como Hijas de Galicia, ha conmocionado a Cuba. Con la investigación de las autoridades en curso, han comenzado a emerger los primeros detalles sobre lo sucedido.
De acuerdo con el informe inicial del Ministerio de Salud Pública, los bebés que fallecieron presentaban bajo peso al nacer y eran prematuros. Este miércoles, medios estatales cubanos accedieron a declaraciones de fuentes cercanas al asunto.
La doctora Yaima Rodríguez Espinosa, especialista de primer grado en pediatría y jefa de la sección materno-infantil de La Habana, explicó a Cubadebate que desde la segunda quincena de diciembre de 2022 se observó un aumento en la morbilidad neonatal en el hospital mencionado, especialmente entre los recién nacidos pretérmino CIUR (con crecimiento intrauterino retardado o bajo peso).
“Desde el 11 de enero, a raíz de la sospecha clínica, el deterioro y posterior fallecimiento de un bebé con signos presuntivos de sepsis, asociados a factores de riesgo que hacían a estos niños más vulnerables, se empezaron a implementar medidas que nos permitieron identificar otros casos en el servicio”, narró.
La especialista aclaró que no todos los fallecimientos estaban relacionados con el evento de sepsis. En este momento, se investiga para determinar con precisión qué sucedió. “Las muertes se debieron a otras causas. Algunos habían estado siendo atendidos en la terapia intensiva más de 20 días debido a sus condiciones de salud”, afirmó al referido medio.
Rodríguez Espinosa destacó que la situación no afectó a todo el hospital ni a toda la unidad de cuidados intensivos, sino que estuvo confinada al cubículo específico de bebés con bajo peso.
Asimismo, explicó que el evento de sepsis se presentó en el cubículo patológico, uno de los cuatro que conforman la unidad de cuidados neonatales del hospital, junto a los de terapia intensiva, cubículo intermedio y el cubículo de bajo peso mencionado anteriormente.
La doctora indicó que los cubículos están separados y que cada uno cuenta con su enfermera y reglas establecidas. “No existe contaminación en el resto de la terapia intensiva, y en el caso del cubículo que estuvo expuesto, actualmente quedan cuatro pacientes ubicados en una extensión creada de forma emergente, todos con evolución favorable hasta el momento”, añadió.
Por otro lado, reconoció que ante un aumento en la morbilidad, existe un mayor riesgo de contraer infecciones asociadas a la atención sanitaria. Además, cuanto más tiempo requiera un paciente de cuidados intensivos, mayor es el riesgo de desarrollar una neumonía asociada a la ventilación mecánica, que es una infección vinculada a la atención médica. “Los gérmenes intrahospitalarios están presentes, así que tratamos de reducir el tiempo en cuidados intensivos y lograr resultados favorables”, explicó.
¿Qué medidas se han tomado?
En respuesta a los tristes acontecimientos, Rodríguez destacó el aumento de personal médico y de enfermería en el servicio. Se ha asignado una enfermera por paciente, sin distinción de patología, ya sea séptica o no, para limitar la manipulación de los bebés, indicó.
También se implementaron medidas desde un enfoque clínico-epidemiológico ante la sospecha de sepsis, y se tomaron muestras de todos los niños en neonatología, independientemente de si estaban en el cubículo o no.
“Todos fueron exámenes y se enviaron muestras a dos microbiologías: la del hospital Eusebio Hernández y la del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) para su comparación”. Asimismo, destacó que, según el comportamiento clínico, todos los niños actualmente en neonatología están asintomáticos.
¿Influyó la carencia de fármacos en la situación?
A pesar de que el informe de Cubadebate reconoce que la “escasez de fármacos y recursos como material desechable es una realidad que impacta negativamente en el sistema de salud en medio de la crisis económica que enfrenta el país”, la doctora Espinosa afirmó que había disponibilidad de los medicamentos necesarios.
“Incluso de colistina, un antibiótico de última generación utilizado para tratar bacterias gramnegativas, tuvimos la disponibilidad requerida, así como otros antibióticos que se fueron aplicando”, garantizó.
Anteriormente, las autoridades del Ministerio de Salud Pública (Minsap) aseguraron que el suministro médico y no médico para el servicio de neonatología estaba, y continúa estando, garantizado.
Sobre el bajo peso y otros factores
En Cuba, al final de 2020, la tasa de bajo peso al nacer fue de siete por cada mil recién nacidos, y la incidencia de prematuridad se situó alrededor del cinco por ciento en la última década, según datos oficiales.
Estos dos factores tienen una repercusión significativa en los resultados del Programa Materno Infantil, de acuerdo con las autoridades cubanas. En el caso de La Habana, la prematuridad está principalmente asociada a un factor de riesgo importante: la hipertensión arterial en las gestantes o aquella que se desarrolla durante el embarazo, según la doctora Espinosa.
“Un factor genético importante también influye, como el mestizaje, la predisposición familiar a padecer hipertensión, así como los hábitos alimentarios”, destacó.
La doctora también recordó las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre atención prenatal, que incluyen asesoramiento sobre una dieta saludable y nutrición óptima, además del consumo de tabaco y otras sustancias, y la importancia de los controles médicos frecuentes a lo largo del embarazo.
En La Habana, informó que al 15 de enero de este año, el índice de bajo peso al nacer superaba los ocho por cada mil nacidos, una cifra que es superior a la del mismo período en 2022. Además, señaló que en este indicador influyen, además de la hipertensión, condiciones maternas desfavorables, hábitos alimentarios, obesidad, embarazos adolescentes y consumo de tabaco u otras sustancias, entre otros factores.
Detrás del bajo peso al nacer y el índice de prematuridad también están las condiciones en las que las mujeres cubanas llegan a estar embarazadas, indicó.
La muerte de los bebés se produce en un contexto en el que Cuba enfrenta una compleja situación general que también afecta a sectores como la salud. En este sentido, el índice de mortalidad infantil en la isla ha aumentado en los últimos años, alcanzando 7,6 por cada mil nacidos vivos en 2021 (el peor resultado en dos décadas) y 7,5 en 2022.