Foto: Luisa María Güell | Facebook
Luisa María Güell, una talentosa artista nacida en La Habana, mostró desde muy pequeña su habilidad en múltiples disciplinas. Su formación abarcó el piano, el ballet, el baile español y el arte dramático, elementos que cimentaron las bases de una carrera que más tarde la llevaría a la fama.
Sus primeros pasos en el mundo del entretenimiento comenzaron a los cinco años, al participar en un programa infantil de Radio Mambí titulado “Estrellas Infantiles”. Un año después, hizo su debut en la televisión en un programa dirigido por Don Jose Sanabria llamado “Las estrellas infantiles del Viejito Chichi”, siempre impulsada por su madre, una ferviente admiradora de Libertad Lamarque.
Conocida como ‘La niña de la voz de oro’, Luisa María compartió su talento en la radio, televisión y cabaret de la isla. A lo largo de su carrera, también vivió el dolor y la impotencia de querer escapar de un entorno que la oprimía.
Para 1964, la artista se había convertido en una joven estrella en los escenarios de Cuba, admirada por muchos por su voz inconfundible. Su carisma, unido a su talento musical, le permitió ganar popularidad y lograr varios éxitos entre el público.
A pesar de su éxito, Luisa María deseaba abandonar Cuba. Después de una difícil experiencia, ya que estuvo en uno de los campos de trabajo forzado del ‘Cordón de La Habana’ por ser considerada “gusana”, logró salir hacia España en 1968.
En España, comenzó una nueva etapa en su carrera y hizo historia al colaborar con el compositor Manuel Alejandro en 1969, lo que le permitió ganar el primer premio en el Festival de la Canción Internacional de Málaga.
El punto culminante de su carrera llegó en 1979, cuando recibió en París la prestigiosa Medalla de Oro Edith Piaf como autora y compositora, un galardón otorgado por la Sociedad de autores, compositores y editores de Francia. Con esta distinción, Luisa María se convirtió en la primera artista no francesa en recibirla, evidenciando el impacto internacional de su música y su capacidad para emocionar al público.
Otro momento decisivo en su carrera fue la musicalización e interpretación de “La edad de oro”, de José Martí, que le valió el premio “In the company of women”.
Luisa María Güell, como cantante, actriz y compositora, ha sido un símbolo de perseverancia y pasión por la música, utilizando su amplio registro vocal y su capacidad interpretativa para evocar emociones que van desde el dramatismo hasta una ternura excepcional.
Su vinculación con la música y la televisión también incluyó el cine, destacando su participación en “El Huésped”, una película filmada en Cuba tras el triunfo de la Revolución, pero que no fue proyectada hasta 2013 en el programa “De cierta manera” de la televisión estatal. Luisa María tuvo que esperar casi 50 años para ver la película, que fue exhibida en el Miami Dade College.
Dirigida por Eduardo Manet y filmada en Gibara y Campo Florido, “El Huésped” narra la historia de un amor frustrado entre un capitán de la aviación norteamericana y la propietaria de una pensión en la provincia, situada a principios de la década de 1960. La película cuenta con las actuaciones de Güell, Raquel Revuelta y Enrique Almirante.
Establecida en EE. UU., Luisa María es recordada como una de las intérpretes más populares entre la juventud cubana de su tiempo. A 55 años de su salida de Cuba, su temprana incursión en la televisión y su trayectoria musical internacional siguen siendo recordadas por muchos.
En 1982, se estableció en Miami, donde continuó produciendo discos y presentando espectáculos. Uno de sus eventos más destacados fue el que realizó en 2018 en el Miami Dade County Auditorium, celebrando sus 50 años en el exilio.
En su carrera, Luisa María acumuló más de 30 discos. Uno de sus trabajos más recientes es “Frijoles Negros y Arroz Blanco”, un álbum de música cubana lanzado en 2003, en el que hasta entonces no había incursionado.
Apasionada por la poesía, sus espectáculos incluían versos de autores como Reinaldo Arenas, Armando Valladares, Octavio Paz, Alfonsina Storni, Sor Juana Inés de la Cruz, y, por supuesto, de José Martí.
En resumen, Luisa María Güell es una artista en toda su amplitud. Su pasión y talento sin fronteras se evidenciaban cada vez que se presentaba en un escenario. Con su voz inigualable y su presencia cautivadora, logró dejar una huella significativa en el mundo de la música y un testimonio del poder del arte que perdura hasta el día de hoy.