En defensa de la memoria: la icónica caja de cumpleaños.

Lo más Visto

Foto: El rápido pizza | Instagram

Texto: Hugo León

Los cubanos de diversas generaciones cuentan con innumerables recuerdos atesorados, ya que las tradiciones de su país son tan ricas que, a pesar de que algunas se estén perdiendo, permanecerán en su memoria y en su idiosincrasia, sin importar a dónde vayan. Un claro ejemplo de esto es la célebre cajita de cumpleaños, un elemento esencial en las celebraciones cubanas.

¿Y cómo no van a ser célebres si esas cajitas encapsulan lo que representa la verdadera felicidad en la tierra?

Dos croquetas recién salidas, un crujiente pastelito de guayaba o una tortica cubana – e incluso ambas opciones, una porción de pastel, algún chupa-chupa y/o caramelos, un pan con pasta de bocadito y ensalada fría… eso era la vida misma para los niños cubanos, y también para los adultos, que igualmente “cogían cajita”.

No se conoce a ciencia cierta si fue por la conveniencia de evitar fregar platos o para prevenir que estos se rompieran, pero en algún punto las cajitas aparecieron en toda Cuba y nunca más se servió la comida de cumpleaños en platos ni fuentes.

Algunos han comentado a este periodista que lo que para nosotros representa un símbolo de felicidad, nació de una necesidad. “La cajita te permitía racionar lo que tenías para ofrecer a los niños”, expresó a este medio un hombre en sus cincuenta, padre de dos hijos a quienes tuvo que celebrar decenas de cumpleaños.

“No es lo mismo, por ejemplo, llenar dos fuentes con 200 croquetas cada una y ponerlas en una mesa para que la gente se sirva a su antojo, que hacer o comprar 100 croquetas y distribuirlas en 50 cajitas para que todos tengan algo para comer”, observó.

Su perspectiva sobre el tema es interesante porque se aleja de lo nostálgico y revela la realidad de la cajita de cumpleaños: un motivo de alegría para los niños y un alivio para los padres.

Además, era un logro “coger el doble”, y a los cubanos, incluso en pleno período especial o tras haber atravesado lo peor de este, no les quitaron su habilidad para compartir. Así que las cajitas de cumpleaños también eran para los profesores y niños de otras aulas si se celebraba el “motivito” en la escuela, o para los padres de los invitados a la fiesta.

¡Todo el barrio recibía cajita!

Hay aspectos de Cuba que tardaremos en olvidar. Lo más gratificante es que, aunque ya no sea tan habitual encontrar las famosas cajitas y los negocios en otros países se esfuercen por ofrecernos esto como “catering”, un cubano de verdad sabe que la felicidad, en su infancia, tenía forma de bicicleta, carriolas, papalotes, guarapo y cajitas de cumpleaños.

Más Noticias

Últimas Noticias