Accesorios educativos del pasado que han desaparecido de las aulas actuales.

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Foto: Roy Leyra | CN360

Quedarán grabados en nuestra memoria esos días escolares en los que todos esperábamos con ansias el timbre de las 4:20 p.m. No importaba en qué provincia de Cuba estuvieras, ese sonido anunciaba el final de un largo y, en ocasiones, divertido día de clases en las escuelas primarias.

La rutina diaria giraba en torno al habitual horario matutino y los ansiados recesos, donde además de saborear nuestra merienda, jugábamos para aprovechar el tiempo lejos de las aulas.

Las horas de sueño en las que pocos dormíamos, los regaños de las maestras, los almuerzos, las peleas, la educación física, “el buchito” y las coreografías para las actividades culturales son solo algunas de las memorias que perdurarán entre algunos de nosotros de esa etapa.

Junto a esos recuerdos, también hay complementos escolares que definieron esos momentos que todos los niños de la isla compartimos entre los 5 y los 10 años, y que tal vez hoy solo existan en nuestra memoria.

A pocos días de iniciar un nuevo año escolar y con la nostalgia de las vacaciones aún presente, muchos padres evocarán esos tiempos de uniformes rojos y blancos. Notarán cómo han pasado los años y que hoy, ya sea por moda o porque no se encuentran en la isla, sus hijos no incluirán en su rutina esos “complementos imprescindibles” de antaño que a continuación recordamos.

Jabita de merienda

¿Quién no tuvo o deseó tener esas jabitas para llevar las meriendas? Fabricadas de plástico en forma de malla, estaban disponibles en una variedad de colores y eran del tamaño perfecto para transportar los alimentos esenciales: un pomito de refresco o agua, un pan y algún complemento para el almuerzo si era necesario. Todo cabía, y llevarla se convirtió en parte casi del uniforme escolar.

Componedor

Esencial para iniciar los primeros pasos en la lectura y escritura, el componedor se convirtió en otro de los elementos imprescindibles en las aulas. Algunos venían en un estuche de plástico o lona con compartimentos para almacenar las letras del alfabeto y los signos de puntuación, que generalmente eran recortados por las madres en casa. En otros casos, eran propiedad de la escuela, pero siempre estaban a tu lado y eran tu herramienta vital para aprender.

Portaminas y minas

El portaminas reemplazó la tediosa tarea de afilar lápices, sin considerar lo que significaba enfrentarse a esa tarea durante un dictado. A esto se sumaban las cajitas de minas 0.5 o 0.7, un tesoro que muchos guardábamos con recelo y que, aunque aún se usan, hoy en día es más complicado encontrarlas que afilar los lápices.

Estuche de geometría

Otro de los elementos esenciales era el estuche de geometría. Cuando llegaba la clase de Matemáticas, allí estaba, listo con su cartabón, regla, semicírculo y compás. Generalmente fabricados de plástico, al final del curso, muchos de ellos llegaban con alguna pieza menos debido a la falta de cuidado.

Catres

Especialmente durante el primer curso, era obligatorio contar con tu catre y su forro. A veces, resultaba complicado para los padres, aunque en aquellos días parecía mucho más sencillo que en la actualidad. Los incómodos catres dificultaban el descanso durante el tiempo de descanso obligatorio bajo vigilancia. Hoy en día, conseguir un catre y su forro es casi una misión imposible y su uso ha caído en desuso en muchas escuelas.

Ropa de pioneros exploradores

Para muchos, uno de los momentos más esperados en la primaria era el de transformarse en un pionero explorador. Durante un día, no tenías que usar el uniforme habitual y podías llevar tus pantalones de mezclilla junto a un pullover rojo o blanco. Era la ocasión para aprender nudos, primeros auxilios y, si tus padres lo permitían, disfrutar de una noche de acampada. Vestir la ropa de pionero explorador era sinónimo de tener un día un poco más divertido de lo habitual.

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