Foto: Cuba Noticias 360
En los últimos días, el Sistema Electroenergético Nacional (SEN) ha experimentado importantes afectaciones, con picos diarios que superan los 1600 MW de déficit, debido a que solo seis de las 15 unidades de generación térmica están operativas, mientras que el resto se encuentra en avería o en mantenimiento.
A pesar de que la Unión Eléctrica anunció la entrada en servicio de la unidad 3 de la termoeléctrica Santa Cruz del Norte y el arranque de la unidad 6 de Renté, así como las unidades 5 y 6 de Nuevitas, la escasez de combustible está afectando negativamente la generación distribuida.
No obstante, para prevenir un colapso del SEN, las centrales flotantes de La Habana están completando su generación gracias a la disponibilidad de combustible.
Este 14 de febrero, aunque se anticipa que será un día complicado, se espera que las afectaciones al servicio mejoren con estas nuevas incorporaciones.
La situación del país se tornó más crítica cuando la unidad 1 de Felton se detuvo debido a una avería en el sistema de enfriamiento del generador. Esto implica que la turbina debe ser enfriada, un proceso que dura aproximadamente siete días, antes de proceder con el desarme de la carcasa del generador para localizar y solucionar el fallo.
Desde 2019, la disponibilidad del SEN ha alcanzado niveles alarmantemente bajos, con la pérdida total o prolongada de cinco unidades de generación, lo que representa un tercio de la demanda nacional.
Entre las causas de esta crisis se encuentra el hecho de que la mayoría de las termoeléctricas cubanas tienen más de 30 años de operación, utilizando tecnología obsoleta que las hace susceptibles a constantes fallas. Esta situación se agrava por la reducción en el suministro de combustible, un problema que también se ve afectado por las dificultades financieras.
SOLUCIONES QUE NO LLEGAN
Durante los últimos años, altos funcionarios del gobierno cubano han afirmado que se están implementando esfuerzos para recuperar el deteriorado SEN, con una mirada hacia el 2026.
La propuesta es alcanzar un promedio de 1400 MW en las termoeléctricas que utilizan combustible nacional y conseguir 850 MW de disponibilidad en la generación distribuida, especialmente porque «a pesar de la grave crisis financiera, se han cumplido los pagos de los contratos».
A esto se agregarán unos 280 MW instalados en parques solares fotovoltaicos que se irán incorporando al sistema gradualmente, comenzando con el que se está construyendo en La Habana, y cuyo aporte se espera que inicie a finales de este mes.
Sin embargo, las soluciones a corto plazo, como el mantenimiento de las termoeléctricas y la importación de combustible, son imprescindibles, pero no garantizan una estabilidad sostenida.
En general, las consecuencias de esta crisis son palpables: apagones de más de 12 horas diarias, afectaciones en la producción industrial y agrícola, y un creciente malestar social.
Las medidas adoptadas hasta el momento, incluyendo reparaciones aceleradas en plantas generadoras y acuerdos para la importación de combustible, no han sido suficientes para estabilizar un sistema que podría colapsar nuevamente en cualquier momento.