Foto: Roy Leyra | CN360
Quizás parezca un poco exagerado. Sin embargo, he pasado por 10 alquileres en cuatro años, en diferentes municipios. Me he “movido” por toda La Habana en busca de una mejor opción que se ajuste, sobre todo, a mis ingresos.
Mudarse ha perdido su encanto por lo repetitivo. Ya no me atraen ni los barrios nuevos, ni los vecinos diferentes, ni las casas desconocidas.
Y ha habido algo que ha faltado en todo este tiempo desde que decidí migrar a la capital: estabilidad. Es decir, encontrar un lugar con las comodidades básicas para residir de manera prolongada, que no me cueste un dineral cada mes y donde, sobre todo, me sienta a gusto. Un sitio donde pueda dormir tranquilo sin la preocupación de que en 30 días debo abandonarlo y buscar otra solución, o de lo contrario, volver a Oriente o depender de favores de amigos.
Eso, que parece sencillo, se convierte en una odisea en la Cuba actual, donde se hace necesario recurrir al alquiler. No hay seguridad, te sientes fuera de lugar, no tienes nada a tu nombre y cuidas los objetos para que no se dañen. En resumen, eres un extraño bajo el techo de otros.
Por suerte, mis amigos me han echado una mano más de una vez. De hecho, ellos me han salvado en muchas ocasiones.
Pero aquí, más allá de contarles un poco de mi historia, que ha sido marcada por la mala suerte y la falta de contratos, vamos a abordar cómo encontrar un alquiler en tiempos en que la inflación agobia al cubano. En un contexto donde la mayoría de los anuncios demandan USD y la mayoría de la población no cobra en esa moneda, donde la ubicación cuesta más que el propio alquiler, y donde l@s arrendadores rompen los acuerdos (sí, lo hacen) y, a veces, hay que «saltarse» lo esencial porque el presupuesto no alcanza, por más que se haga cuentas.
Existen cientos de grupos de alquiler en redes sociales. Vemos innumerables anuncios en Revolico u otras plataformas digitales. Algunos han convertido esto en un negocio por la necesidad de la gente. “Para que encuentres una renta en tiempo récord”, describe una administradora de estos canales.
Los grupos de WhatsApp se encargan de actualizar las ofertas diariamente, pero hay que pagar para ser agregado. Por supuesto, esto es un servicio. A veces son 250 pesos en saldo o por transferencia, a veces más, dependiendo de las condiciones.
Conozco a algunos que han encontrado la “opción perfecta” a través de estos medios. No obstante, mi experiencia ha sido diferente. Los alquileres en los que he estado han sido por contactos de amigos y familiares, y rara vez aparecen ofertas que se ajusten a mis gastos.
Sin embargo, lo cierto es que una revisión de los anuncios proporciona un indicador de cómo están los precios en este momento.
Encontrar un alquiler por tiempo indefinido o al menos por meses, con un costo inferior a 10 000 CUP mensuales es un verdadero dolor de cabeza. Aparecen, pero generalmente en malas condiciones y en lugares remotos. O debes tener suerte. Así es la realidad en Cuba.
El precio se ve afectado por varios factores: la ubicación, las condiciones de la vivienda, es decir, los equipos disponibles, el tamaño, en resumidas cuentas, el confort. Lo que sí no influye es la situación del cubano, cuyo salario medio no supera los 50 dólares, y quienes con 3,000/5,000 pesos deben sobrevivir todo el mes. Algunos incluso con menos.
Es habitual encontrar precios de alquileres en USD, y las cifras son exorbitantes. ¿Quién puede pagar más de 100 USD mensuales por un alquiler, viviendo de un salario que no alcanza ni para comprar la comida de una semana?
“Infrahumanos. Casi 5 veces el salario normal. Y en malas condiciones. Además, al no mediar casi nunca un contrato entre las partes, surgen injusticias entre propietarios e inquilinos. Las personas que alquilan quieren sacarles lo que pueden a los que trabajan honradamente… hablo de quienes alquilan a nacionales, sobre todo”, comenta Alberto Ramírez, profesor en la Universidad de La Habana, quien ha estado recorriendo la capital por más de un año.
Por su parte, el joven diseñador Roberto Crespo expresa: “En El Vedado son extremadamente caros. No importa si el apartamento es nuevo o está en mal estado, tienen el mismo precio solo por estar en la misma zona. También hay discriminación por religión, género y orientación sexual”.
Lo último es totalmente verificable si se revisan los anuncios: “Solo mujeres, sin hijos ni mascotas”, “No alquilo a parejas homosexuales”, “Apto para personas blancas” , “No acepto trabajos religiosos dentro de la vivienda”.
Es conveniente hablar de este tema en otro texto. Mientras tanto, tenga paciencia en su búsqueda. Pregunte a amigos. A los amigos de los amigos. Así, la cadena se va ampliando. Procure no desesperarse. Aclare desde el inicio las condiciones con los propietarios de su alquiler. Y sigamos el antiguo dicho que dice que “el que busca, encuentra”, aunque en el camino surjan más de un obstáculo.