Foto: Julia Roberts | Netflix
Texto: Yanelys Hernández
“Dejar el mundo atrás”, con la actuación y producción de Julia Roberts, es una película que continúa sorprendiendo.
Inspirada en la novela del mismo nombre, la historia se desarrolla en Long Island, donde una familia estadounidense de cuatro integrantes decide alquilar una mansión para disfrutar de unas vacaciones poco convencionales, alejadas del bullicio de las grandes ciudades. La relación entre el ser humano y la tecnología se examina desde diferentes perspectivas, considerando las particularidades de cada personaje: su edad, contexto, nivel educativo e intereses personales, lo que determina su forma de consumir información mientras navegan por Internet.
Presentamos a Julia Roberts como madre y mujer, y, sobre todo, como un ser humano que enfrenta sus propios temores y contradicciones, mientras se ve abrumada por una catástrofe inesperada. El supuesto ciberataque que enfrentan desde la aislada mansión de lujo se convierte, debido a las circunstancias, en una experiencia compartida con sus propietarios, generando una avalancha de dudas para el espectador: ¿qué ocurriría si el mundo tal como lo conocemos cambiara? ¿Cómo resolver nuestras interrogantes si las fuentes de información a las que recurrimos dejan de funcionar? ¿Cuál sería la respuesta adecuada ante una realidad así?
Esta ficción llega en un contexto especialmente delicado tras la pandemia de Covid-19, lo que probablemente añade un nivel extra de realismo a la película.
Disponible en Netflix, “Dejar el mundo atrás” hace varias referencias a otros productos de la cultura y los medios, siendo la más destacada la conexión con la serie Friends.
El estreno del film se produjo apenas unas semanas después de la trágica muerte del actor Matthew Perry, el 28 de octubre de 2023, quien interpretó al carismático Chandler Bing en la serie y que, además, fue expareja de Julia Roberts en el período de rodaje de la segunda temporada de la sitcom. Esto ha sido interpretado por muchos fans de Friends como un emotivo homenaje y una forma única de Julia de despedir a Matthew a través de su legado artístico.
Otro guiño sorpresivo se presenta cuando un personaje de la película, un contratista vecino de la mansión, relaciona lo que están viviendo con los supuestos ataques sónicos en La Habana, donde decenas de diplomáticos estadounidenses y sus familias reportaron haber oído zumbidos y luego padecer extrañas lesiones neurológicas, como dolor, vértigo y dificultades de concentración.
Danny, el contratista, comenta en “Dejar el mundo atrás” que la situación “no es muy diferente de lo que ocurrió en Cuba hace un tiempo. Las llaman armas de microondas. Producen un tipo de radiación que se transmite a través del sonido”, en referencia al conocido “síndrome de La Habana”. Además, añade, mirando al hijo mayor de Amanda Sanford (Julia) con la boca ensangrentada: “Aquí también hubo personas que perdieron dientes. Fuera de eso, lo único que sé es que no circula mucha información”.
Como suele suceder con los estrenos, ha habido una mezcla de opiniones. La mayoría de las críticas destacan la calidad del guion y las actuaciones, aunque algunos podrían señalar una mayor dosificación de elementos cinematográficos como el sonido, con el fin de generar más tensión. En cualquier caso, habrá que verla para que, tal como afirmó el periodista cubano Reinaldo Taladrid, “saque usted sus propias conclusiones”.