Aumento de la inseguridad y delincuencia en Cuba: ¿Cuál es la situación?

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Foto: Roy Leyra | CN360

Texto: Hugo León

A pesar de que recientemente las autoridades cubanas han negado un aumento de la criminalidad en Cuba, existen numerosos elementos evidentes que ponen en entredicho tal afirmación.

El incremento en los homicidios de mujeres reportados en redes sociales y medios no estatales es un ejemplo triste y concreto de este fenómeno. Antes de finalizar los primeros seis meses de este año, Cuba ya había superado la cantidad de homicidios de mujeres registrados durante todo el año 2022.

En el año anterior, se reportaron menos de 40 casos, mientras que en lo que va de 2023 ya se habla de al menos 44, cifra que supera también los feminicidios en 2022 de países como España, que tiene más de 47 millones de habitantes.

Esto significa que, en una isla con aproximadamente 11 millones de personas, mueren de forma violenta más mujeres que en una nación con cuatro veces su población. Esta realidad es, sin lugar a dudas, lamentable y alarmante.

El temor a los robos en Cuba

Los homicidios de mujeres no son la única estadística en aumento, aunque estos sean principalmente reportados por plataformas y organizaciones independientes. Lo mismo ocurre con los robos y los intentos de robo que se reportan a diario en las redes sociales.

El robo de teléfonos, bicicletas, motos eléctricas y carteras es una realidad cotidiana en la Mayor de las Antillas. Para los más veteranos, esta situación evoca los difíciles momentos del llamado período especial en la década de los 90, cuando la crisis económica impactó negativamente en la seguridad y tranquilidad de la población.

Aunque no estamos en los años 90, nadie con sensatez puede negar que Cuba enfrenta una nueva crisis. Quizás no sea nueva, sino la misma problematica con un rostro diferente y las mismas consecuencias: escasez y necesidad, que conducen al aumento de comportamientos negativos como los mencionados.

Otra manifestación de la inquietante situación son las noticias que circulan semanalmente en medios no oficiales y redes sociales sobre la captura de ladrones por parte de los propios ciudadanos. En estas ocasiones, las imágenes muestran a los vecinos llamando a la policía, pero antes de su llegada, propinan un severo escarmiento a los delincuentes, dejándolos golpeados y atados hasta que llega la patrulla.

A esto se podrían añadir los robos en empresas e instituciones estatales, temas de los cuales sí habla la prensa gubernamental, pero eso daría para otro artículo.

Desapariciones y ¿clima de inseguridad?

Aunque para algunos, incluyendo a las autoridades, se considere que es una estrategia basada en noticias falsas para crear un ambiente de inseguridad, la realidad es que en las calles de La Habana, por poner un ejemplo, es posible ver numerosos carteles con fotos de personas desaparecidas.

La imagen de este artículo, capturada por el equipo de Cuba Noticias 360 recientemente, fue observada en la céntrica calle Galiano, en Centro Habana. Es curioso que la persona retratada parece residir en Holguín y que su foto se encuentre en la capital, en lo que parece ser un esfuerzo coordinado de la familia o amigos para difundir la situación en el resto del país.

Algunos casos logran llegar a los medios y a las redes sociales, otros no, pero todos son igualmente preocupantes, aunque sea complicado verificar su veracidad.

Sin embargo, parece más sencillo pensar en teorías conspirativas que creer que los reportes, carteles y solicitudes de ayuda que abundan en redes y en la calle son parte de una estrategia pagada por el vecino del norte para generar inseguridad.

Quien escribe, víctima de dos intentos de robo en menos de un año y nieto de una persona de la tercera edad asaltada en mayo, tiene claro que la inseguridad no se fabrica; el clima de inseguridad es indiscutiblemente real.

Real también es la indignación de los cubanos ante esta situación. Además de las golpizas a los ladrones atrapados con las manos en la masa, se cuentan por miles los pedidos de pena de muerte para los asesinos confesos y de una actuación más enérgica por parte de la policía y los jueces.

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