Foto: Archivo | CN360
Con el impulso comercial que están desarrollando las autoridades de Cuba y Rusia, el legado soviético vuelve a evocar emociones diversas en la isla caribeña. Aunque la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URRS) era una mezcla de naciones y culturas, en Cuba todo lo relacionado con este bloque geopolítico recibió el título de “ruso” o “soviético”.
A continuación, se presenta una lista de cinco elementos soviéticos que aún se pueden hallar en la isla caribeña:
1- A pesar de la crisis actual de combustible, Cuba continúa siendo un paraíso para los Moskvichs, Volgas, Nivas y Ladas, así como para las motos Ural y los camiones Kamaz. Muchas de estas marcas han conseguido repuestos gracias a los viajes de los cubanos a Moscú. Esto ha atraído la atención de más de un entusiasta del automóvil.
2- El ventilador Órbita: es bien sabido entre los cubanos que estos ventiladores fueron diseñados para facilitar el proceso de descongelado en los refrigeradores de la misma procedencia. Sin embargo, por “razones misteriosas”, muchos de estos ventiladores permanecen en casas cubanas mucho después de que los refrigeradores han desaparecido, ayudando a soportar el intenso calor del trópico.
3- Los aires acondicionados BK-1500: estos dispositivos han sobrevivido a la “revolución energética”. A pesar de que se podían reemplazar por aires, supuestamente más modernos, numerosas casas optaron por conservar su “gran armatoste” ruso, debido a su potente capacidad de enfriamiento y a que aún hay muchos especialistas que saben cómo mantenerlos e incluso repararlos.
4- En el ámbito audiovisual, siempre se piensa en los dibujos animados rusos, pero películas como Moscú no cree en lágrimas y El acorazado Potemkin se proyectaron en las salas de cine, y se volvieron programas regulares en la televisión cubana, junto a la serie Diecisiete instantes de una primavera, que fue retransmitida completamente solo hace unos años.
5- La Matrioshka: un juguete o un adorno. Este emblemático objeto, que es un símbolo de la cultura rusa, ha encontrado su lugar en el patrimonio cubano. Desde coleccionistas y vendedores de antigüedades hasta las casas más comunes de Cuba pueden contar con una de estas muñecas, ya sea de forma ornamental o como parte de los juegos de los niños.