Foto: RRSS
Durante muchos años, Teresita Segarra se destacó como uno de los rostros más emblemáticos de las pantallas cubanas. Su labor en el Noticiero de Televisión de la isla dejó una profunda impresión en la memoria del público que cada día aguardaba conocer las últimas novedades del país a través de su voz.
Una de las anécdotas más recordadas es aquella que compartió en una ocasión con el Portal de la Radio Cubana, donde rememoró la primera vez que realizó la locución del noticiero y perdió completamente la voz.
“Me puse muy nerviosa, y por suerte compartía el espacio con Manuel Ortega, quien salvó la situación y terminó de leer las informaciones”, declaró en 2014.
Antes de eso, Segarra ha contado cómo fueron sus inicios en los medios. Todo comenzó cuando tenía 16 años y se presentó para optar a Reina del Carnaval por el Sindicato Gastronómico, pero finalmente fue eliminada. Mientras compartía esa decepción en El Prado habanero con una amiga, pasó una comparsa donde iba un director de televisión que les dijo que las quería para el programa “Circo en Televisión”. Así fue como vio el mundo de la TV por dentro por primera vez.
En una entrevista, también relató que un día la llamaron para ofrecerle sustituir a Consuelito Vidal en “Detrás de la Fachada”, pero ella declinó la oferta, pues consideraba a Consuelito el alma del programa y aún se sentía como una principiante.
En 1969, inició su trayectoria en la radio y la televisión nacional, aunque su labor no se limitó a estos medios y, a pesar de su jubilación, continúa activa en diversos espacios culturales de la capital cubana.
Primero trabajó como locutora en Radio Enciclopedia, y luego se unió a la Televisión Nacional, un trabajo que alternó durante casi dos años con Radio Progreso y varios programas musicales, juveniles e informativos.
Licenciada en Periodismo, Teresita Segarra fue, durante varios años, Presidenta de la Comisión de Evaluación de Locutores de la TV, miembro de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) desde 1982 y parte del ejecutivo de la Sección de Locutores de la Asociación de Cine, Radio y Televisión de la UNEAC desde 1990.
Tras su jubilación, continuó como coordinadora en la UNEAC, pero en 2022 anunció que ya no podía ejercer esa responsabilidad debido a problemas de salud.
A pesar de no estar en la televisión, Segarra es una mujer inquieta, como lo demuestra su proyecto ‘Con visión de mujer’, con el que viajó en 2006 a España para presentar una exposición promocional de obras de artistas plásticas de la isla en la Universidad Autónoma de Madrid.
Entre sus múltiples actividades, formó parte en 2007 de una delegación oficial de la UNEAC que participó en un evento sobre desarrollo local vinculado a la cultura del estado mexicano de Michoacán, y en diciembre de ese mismo año impartió un Taller de Locución en la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
En la actualidad, dedica gran parte de su esfuerzo a continuar con su proyecto ‘Casineando’, el cual, como ha comentado a varios medios estatales, le proporciona “muchas satisfacciones emocionales”.
Desde 2009, lleva las riendas de este proyecto socio-cultural, recorriendo distintos Círculos Sociales del municipio Playa y otros espacios habaneros.
A sus 15 años de existencia, y a pesar de haber estado detenido durante los años de la pandemia, Segarra ha destacado la lealtad de su público, al que considera “la familia de Casineando”.
Su meta es mantener viva la pasión por el baile de casino, la misma pasión que también siente por otro proyecto en el que participa, “Amigas del Habano”, formado por mujeres torcedoras, artistas, promotoras culturales, periodistas, historiadoras y otras profesionales del sector.
Madre de una hija, quien falleció a los 50 años, Teresita agradece el legado que le dejó: sus dos nietos. A ellos les transmite hoy su amor por la vida.
A los 78 años, se considera una mujer orgullosa de su trabajo y afortunada en su profesión. La edad no parece ser un obstáculo para ella, ya que su deseo de crear desde Cuba es aún más fuerte.
Aunque ya no aparece en las pantallas, Teresita Segarra permanece en el corazón de sus colegas, amigos y televidentes. Hoy asume con gratitud y respeto la labor de mantener viva la llama del casino, otro ícono de la cultura cubana, al igual que ella.