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Texto: Hugo León
En las últimas tres días, la atención del mundo entero se ha centrado en los enfrentamientos entre palestinos e israelíes, los cuales han alcanzado un punto culminante en décadas y, según numerosos analistas, podrían haber llegado a un momento irreversible.
De acuerdo con las fuentes oficiales de ambos lados, el conflicto armado ha causado más de 2,900 heridos y alrededor de 560 muertos entre los palestinos, mientras que en Israel se reportan más de 800 muertos y 2,400 heridos.
¿Qué sucedió entre Israel y Palestina?
El sábado, el grupo insurgente palestino Hamas llevó a cabo un ataque múltiple sin precedentes contra Israel, justo en medio de una importante festividad judía y al acercarse el 50 aniversario de la Guerra de Yom Kippur, en la que Israel enfrentó a sus vecinos árabes décadas atrás.
Respaldados por una lluvia de cohetes, los miembros de Hamas irrumpieron en varias ciudades y comunidades a lo largo de la frontera con Gaza. En respuesta, las autoridades israelíes iniciaron la operación “Espadas de Hierro”, que implica ataques aéreos y la movilización de más de 100,000 reservistas.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, declaró que su nación se encuentra en guerra y que se vengarán “con todas sus fuerzas por este día oscuro”.
Por otro lado, Palestina sostiene que la situación actual es el resultado de décadas de crímenes y violaciones por parte de su adversario. Según el Primer Ministro palestino, Muhammad Shtayyeh, los palestinos tienen el derecho de defenderse ante la constante agresión y ocupación de sus tierras.
Para entender las posturas de ambas partes, es necesario remitirnos a décadas de conflicto.
¿Cuál es el origen del conflicto palestino-israelí?
Después de la Segunda Guerra Mundial y las secuelas del holocausto, se llegó a un punto crucial para el conflicto: en 1948 se estableció el estado de Israel en la región de Palestina, y las tierras debían dividirse entre israelíes y palestinos, tal como determinó la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Al día siguiente de la fundación de Israel, el joven estado fue atacado por Egipto, Irak, Jordania y Siria, lo que resultó en una catástrofe para los palestinos y la primera expansión territorial de Israel.
Años después, en 1967, Israel se enfrentó a los ejércitos de Egipto, Siria y Jordania en lo que se conoció como la Guerra de los Seis Días, saliendo victorioso incluso para su propia sorpresa. Esta victoria conllevó la ocupación de la Franja de Gaza, la península del Sinaí, Cisjordania y los Altos del Golán, lo que provocó el desplazamiento de cerca de medio millón de palestinos. No fue hasta 1982 que Egipto logró recuperar el Sinaí.
¿Por qué fue elegido el Medio Oriente para establecer Israel?
De acuerdo con la tradición judía, la zona donde se ubica Israel es la “Tierra Prometida” por Dios a Abraham y sus descendientes.
Este territorio fue controlado en diferentes momentos por babilonios, persas, romanos y otras potencias antiguas, y fue denominado Palestina por los romanos. Fue Roma la que expulsó a los judíos de esta región, aunque el territorio continuó cambiando de manos: primero fue ocupado por árabes, luego conquistado por los caballeros cruzados europeos y más tarde tomado por los turcos.
Cuatrocientos años después, se instauró el mandato británico y para 1947, la Asamblea General de la ONU había considerado establecer un Estado Judío en el Medio Oriente, basándose en fundamentos históricos y bíblicos.
Este plan incluía la partición de Palestina en un Estado árabe independiente y uno judío. Los israelíes aceptaron, pero los árabes se negaron.
¿Hubo alguna vez paz?
Después de décadas de conflictos, la primera paz fue firmada en 1993 por la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) e Israel, en Oslo. En ese momento, la autoridad palestina reconoció el derecho de Israel a existir, aunque la otra organización islámica palestina, Hamas, no lo aceptó. Posteriormente, en el año 2000, hubo otro intento de conversaciones, auspiciado por el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, pero no se llegó a un acuerdo.
Las exigencias de cada parte son inaceptables para la otra. Por ejemplo, Israel reclama la soberanía sobre Jerusalén, una ciudad sagrada para judíos, musulmanes y cristianos, afirmando que es su capital.
Mientras tanto, los palestinos demandan que su futuro estado —Palestina, que no está reconocido por la ONU como una nación— se establezca con los límites previos a la guerra del 67 y la salida de los llamados “colonos” israelíes de esas tierras ocupadas.