Compartiendo fotos íntimas… ¿Quién se anima? Envíame un mensaje privado.

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Foto: Jorge Luis Borges

Texto: Jorge Suñol

¿Qué sabes sobre el sexting? Si no lo has realizado o lo has hecho sin entender completamente sus implicaciones y el impacto que puede tener, te explicamos que se trata del envío de mensajes, fotos, vídeos o cualquier tipo de contenido erótico y/o sexual a través del teléfono móvil. Para aquellos que no están familiarizados con el término, sexting es la combinación de ‘sex’ (sexo) y ‘texting’ (escribir mensajes).

Enviar y recibir nudes puede ser una manera divertida de explorar y disfrutar de tu cuerpo y tu sexualidad, según afirman los expertos. Sin embargo, el sexting, como cualquier exposición personal en el entorno digital, conlleva ciertos riesgos y también tiene un aspecto muy morboso. La pandemia ha provocado que esta práctica se vuelva más común. El confinamiento prolongado, la rutina diaria y las relaciones a distancia son algunas de las razones detrás de su crecimiento.

Cada persona debe asumir su sexualidad de la forma que estime conveniente, pero es fundamental conocer los riesgos o peligros que pueden asociarse a estos actos.

Generalmente, el sexting se realiza de forma íntima entre dos personas, aunque puede llegar a ser visto por muchos otros si no se respeta esa intimidad. Esta es una de las razones de su «mala fama», a pesar de ser una de las prácticas más frecuentes actualmente para «aumentar la intensidad» al conocer a alguien en una aplicación de citas, por ejemplo, o para mantener relaciones sexuales cuando la distancia es un obstáculo.

Lo que comienza como un juego erótico y placentero puede convertirse en un verdadero problema si no consideramos los riesgos asociados.

En este contexto, el Comando británico de Explotación Infantil y Protección en Línea (CEOP) menciona que «hay miles de horas de grabaciones de webcams de chicas británicas publicadas en sitios de pornografía infantil», un mensaje alarmante que nos insta a ser conscientes del uso indebido del sexting y la tecnología.

Por ello, apoyándonos en el conocimiento de los expertos, es crucial conocer estos riesgos antes de decidir participar en dicha práctica, así como reflexionar sobre con quién, cómo y cuándo llevarla a cabo. También es vital tomar precauciones, especialmente en relación con los más jóvenes.

Es notable que en los últimos años, el sexting ha aumentado principalmente entre menores de 18 años, según un reciente metanálisis publicado en la revista JAMA Pediatrics. Una proporción significativa de la juventud enviaba material sexual -1 de cada 7 (14,8%)- y lo recibía -1 de cada 4 (27,4%)-, detalla el informe.

¿Interesados?, al privado

Existen varias guías y consejos para practicar un sexting seguro. Si decides enviar mensajes y fotos, la aplicación de mensajería Telegram ofrece la opción de crear un chat secreto con cifrado de extremo a extremo, destrucción de mensajes, desactivación de capturas de pantalla y bloqueo de reenvíos.

Signal, por su parte, también proporciona cifrado de extremo a extremo y funciones útiles como la desaparición de mensajes y el bloqueo de captura de pantalla (que se activa desde la configuración > privacidad > bloqueo de pantalla).

Además, la aplicación ObscuraCam permite difuminar la cara y cualquier rasgo que desees ocultar; es mejor tomar la foto directamente desde la aplicación para evitar que se añadan metadatos.

Tristemente, las fotos robadas de computadoras, las que se toman de cuentas de correo electrónico o aquellas enviadas a parejas que luego las divulgan, pueden arruinar muchas vidas. En este sentido, las mujeres son las principales víctimas debido a roles sociales marcadamente machistas que las exponen aún más.

De acuerdo con el Artículo 303 del Código Penal Cubano, se puede imponer una pena de privación de libertad de tres meses a un año o una multa de 100 a 300 cuotas a quien produzca o difunda publicaciones, grabaciones, cintas cinematográficas, fotografías u otros objetos que sean considerados obscenos y que busquen pervertir o degradar las buenas costumbres.

Por supuesto, la práctica del sexting entre adultos no constituye un delito ni es una costumbre a rechazar. Todos tenemos la libertad de utilizar el tiempo y la tecnología de maneras que consideremos placenteras. Es esencial establecer un consenso: ambas partes deben estar de acuerdo y ser conscientes de los riesgos y las implicaciones que conlleva, sin presiones ni chantajes.

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