La historia interminable, un clásico que dejó huella en la niñez de los cubanos.

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Para aquellos que nacieron en la Cuba de los años 80 y 90, La historia sin fin se convirtió en una película de culto, similar a Voltus V o a los primeros clásicos animados de Disney, que estimuló la imaginación y las perspectivas de vida de varias generaciones. Cubavisión la programaba de manera constante, pero los niños de aquel entonces siempre encontraban nuevas interpretaciones del mismo clásico.

Basada en el libro del mismo nombre del escritor alemán Michael Ende, La historia sin fin se filmó hace exactamente 40 años y se estrenó en abril de 1984, como una coproducción entre Alemania Occidental y Estados Unidos.

La trama se desarrolla en dos niveles: la realidad y Fantasía, el mundo descrito en un libro que encuentra el protagonista, Bastian. En este mundo fantástico, el héroe es un joven guerrero llamado Atreyu, a quien la Emperatriz le encomienda la búsqueda de la cura para la enfermedad que la afecta y que la está matando lentamente. A medida que el niño lee, la historia se vuelve cada vez más real para él.

Este filme permitió al director Wolfgang Petersen abrirse camino en Hollywood, aunque también fue considerado uno de los grandes exponentes del nuevo cine alemán. A lo largo de su carrera, obtuvo éxitos tanto de la crítica como del público, como La noche de los cristales rotos (1991), Air Force One (1997), La tormenta perfecta (2000) y Troya (2004), entre otros.

A pesar de los elogios recibidos por La historia sin fin, el autor del libro expresó su descontento con la adaptación cinematográfica, considerándola excesivamente comercial.

“Es un gigantesco melodrama a base de cursilería, peluche y plástico —declaró Ende en su momento—. Las esfinges son una de las mayores ridiculeces de la película. Son una especie de strippers de tetas grandes en pleno desierto”. Se enojó tanto que pidió que su nombre fuera retirado de los créditos iniciales, aunque el éxito del filme también disparó las ventas de la novela original.

Cuarenta años después, poco o nada se sabe de los niños que protagonizaron el filme y se convirtieron en rostros icónicos de la filmografía fantástica. Cuba Noticias 360 investiga qué ha sido de la vida de quienes interpretaron a Bastian, Atreyu y la Emperatriz.

BASTIAN

Foto tomada de El Mundo

El joven Barret Oliver se convirtió en el niño que encontró el libro y comenzó a sumergirse cada vez más en la historia. En 1990, Oliver se alejó de la actuación, tras haber participado en películas como D.A.R.Y.L. (1985), Cocoon (1985) y Cocoon: The Return (1988).

Hoy en día, trabaja como fotógrafo profesional en Los Ángeles y enseña la especialidad. Expone en galerías de arte y ha escrito un libro sobre técnicas fotográficas, aunque rara vez toma fotografías de sí mismo y lleva un perfil bajo, completamente alejado de la actuación, según los pocos reportes que sobre él aparecen en la prensa.

ATREYU

El actor que dio vida al guerrero Atreyu fue Noah Hathaway, un talentoso joven estadounidense de ascendencia mohicana, idóneo para el papel.

Recibió el premio Saturn a la mejor actuación infantil por las intensas emociones que logró transmitir, especialmente en la icónica escena en el pantano de la tristeza, catalogada como desgarradora.

En 1984 tenía 13 años y ya era una estrella gracias a la serie Galáctica. Posteriormente, participó en series como Family Ties y Call to Glory. En 1994, realizó su primera película como adulto en To Die, to Sleep y se alejó de la actuación.

Se había preparado como bailarín, pero una lesión lo llevó a dejar la danza y a dedicarse a las artes marciales. Paraleleamente, comenzó a competir en carreras de motos y también trabajó en el diseño y la conducción de estos vehículos.

En 2012, volvió al mundo de la actuación con papeles en películas de bajo presupuesto como Sushi Girl y Mondo Holocausto, y ha manifestado su interés por continuar actuando.

EMPERATRIZ

Foto tomada de 20 minutos

Este personaje marcó el debut actoral de Tami Stronach, nacida en Irán, hija de padre escocés y madre israelí. Ha sido vista con frecuencia en convenciones cinematográficas, aunque nunca ha vuelto a actuar en la pantalla grande, ya que sus padres decidieron alejarla del mundo del cine ante el riesgo de un desenlace desafortunado, como el de otras estrellas adolescentes.

Como bailarina profesional, se unió a la Neta Dance Company, una compañía de danza israelí ubicada en Estados Unidos, donde aún se encuentra. Está casada y tiene una hija, con quien recientemente ha visto La historia sin fin, ese clásico que escasea en la televisión cubana, pero que dejó una huella en varias generaciones con su dosis de ilusión y fantasía que hoy en día podría ser bien recibida.

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