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Si hay una cederista emblemática que ha permanecido en Cuba, esa es Chuncha, el personaje creado por Gaspar González en 1966, quien ha representado durante décadas el espíritu fundacional de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR). Su entusiasmo al realizar las tareas comunitarias parece pertenecer a otra era. Es como si en la isla ya no quedaran mujeres mayores con esa energía.
Chuncha, inspirada en la abuela y la madre de su creador, según ha revelado González en varias entrevistas, ha evolucionado como personaje sin perder su esencia: divertir y hacer reflexionar desde la simplicidad.
A pesar de su faceta humorística y de la popularidad que alcanzó entre los cubanos nacidos a partir de los años 60, Chuncha presentó diversos desafíos a su creador: “No puedes crear una figura femenina para burlarte o despreciarla. Por eso siempre he tenido mucho cuidado con ella. Los niños, que ahora son adultos, aún están agradecidos”, comentó Gaspar.
En su incansable lucha contra lo mal hecho y su esfuerzo por educar a su sobrino, Chuncha se enfrenta tanto a un ladrón como a su mascota, el perro Cacharro, mientras alienta a Paquito a practicar deportes y a combatir a los mosquitos.
De esos capítulos memorables han quedado en el imaginario colectivo frases como: “Fumiga, Paquito, fumiga”, o la décima dedicada a su vecino Pancho en el campismo, en aquella hilarante exhortación contra la obesidad que todos los cubanos conocemos: “Machete rima con lima, riman la grúa y el gancho, pero no rima el campismo con la barriga de Pancho”.
No obstante, ninguna expresión define a Chuncha tan bien como el icónico ¡Alabaooo! que esta especie de superabuela grita cuando se encuentra en apuros y que ha quedado grabado en el subconsciente de los cubanos gracias a la peculiar voz de Eloísa Álvarez Guedes, quien interpretó sus diálogos durante años.
A casi 60 años de la creación de Chuncha, el panorama en los barrios cubanos ha cambiado considerablemente: la recolección de materia prima ha dejado de ser una actividad voluntaria para convertirse en una actividad comercial, la limpieza de calles y edificios multifamiliares es un tema pendiente en casi toda la isla, y la vigilancia cederista se ha vuelto escasa, como una golondrina que —siendo golondrina— no hace verano.
Así, “la campista más destacada” parece vivir hoy solo en los recuerdos de varias generaciones de cubanos y en la historia de los CDR, una organización que en este momento cuenta con muy pocas Chunchas por kilómetro cuadrado.