Texto: Raul del Pino
Foto: RL Hevia
Se ha discutido y escrito mucho sobre la actuación de la selección cubana masculina de voleibol en la primera semana de la Liga de Naciones. Se tenían grandes expectativas para este equipo, cuyo objetivo principal en el torneo es acumular la mayor cantidad de puntos posibles en el ranking mundial, con la esperanza de obtener un boleto para los Juegos Olímpicos al final de la fase clasificatoria.
Los resultados de la primera etapa superaron esas expectativas, tanto que la vara ahora se ha elevado a un nivel superior y miles de aficionados cubanos, que estaban en un letargo, ahora no solo sueñan con una mayor ambición, sino que siguen los partidos con una calculadora en mano.
Aunque quedó un sabor agridulce tras el partido en el que no se logró rematar al formidable Japón, es innegable que la renta obtenida por los pupilos de Jesús Cruz en sus primeros cuatro juegos en el evento es satisfactoria. Ni el más optimista de los expertos habría pronosticado un resultado así: tres victorias por 3-1 frente a Brasil, Alemania e Irán, y una ajustada derrota en cinco sets ante los nipones, lo que les permite descansar en el tercer lugar del torneo.
La selección cubana estableció un récord de puntos en una semana de la VLN. Comenzó el torneo en el puesto 11 de la FIVB con 236.96 puntos y terminó en el noveno con una cosecha de 261.17, ubicándose en zona de clasificación olímpica. Además, si se toma en cuenta la caída de Serbia —su principal rival en la carrera por el cupo a París— que comenzó novena con 253.22 y finalizó dos lugares más abajo con 238.51, la ganancia de los cubanos fue de poco más de 40 unidades respecto a los balcánicos.
Sin embargo, así como los serbios cayeron y los cubanos ascendieron, en la siguiente parada de la competición los roles podrían cambiar. El voleibol, y esta VNL en particular, que es crucial para la clasificación olímpica, no solo se trata de ganar o perder. Cada partido tiene sus propias métricas, minuciosamente elaboradas por algoritmos, que determinan la ganancia o pérdida de puntos para cada equipo.
Por ejemplo, si Cuba hubiera vencido a Japón, podría haber acumulado entre nueve y 14 puntos, dependiendo del resultado, un beneficio muy diferente al que trajo la derrota. Caer en el tie-break ante el tercero del ranking solo significó perder unas escasas 0.08 unidades, mientras que una victoria con esos mismos parciales habría representado 9.92 puntos.
Cuba 🇨🇺 vence 3×1 a Irán 🇮🇷. Los nuestros tuvieron un pequeño bache en el segundo set, pero los propios iraníes los animaron con miradas y gritos… y el resto es historia.
➕4.4 puntos para el ranking. Aumentamos la diferencia con Serbia🇷🇸
¡Qué buena foto! 📸 pic.twitter.com/rLHOIhbdwT
— Leonardo Ruiz (@LeonRR97) May 26, 2024
Segunda semana clave
En la segunda semana, los cálculos seguirán siendo meticulosos y cada encuentro representará un universo distinto, siempre observando lo que hagan los rivales directos. A pesar de que el cuerpo técnico y los jugadores intenten centrarse únicamente en lo que ocurre en la red, es inevitable considerar todas las variables matemáticas para sumar o perder puntos en el ranking.
Después de ese duelo, y basado en el resultado, los algoritmos de la FIVB calcularán nuevos puntos para la próxima presentación de Cuba el día 6 frente a Países Bajos, otro competidor directo para la clasificación que cerró la primera semana en el puesto 13 con casi diez puntos sumados (222.14). Ante este equipo, Cuba necesitará un triunfo lo más amplio posible; un revés podría ser muy perjudicial.
Siguiendo esta lógica, los dos últimos oponentes en la siguiente ronda serán Italia y Francia el 7 y 8 de junio, calendario en que se enfrentarán a dos selecciones de gran calibre, ocupando el segundo y séptimo puesto, respectivamente, en el ranking global. La ventaja es que ganar siempre representará una buena renta, mientras que perder limitaría las pérdidas. También es un plus que ambos equipos tienen el pasaporte a París prácticamente asegurado (los italianos aún no están clasificados, pero es cuestión de tiempo), por lo que es probable que roten a sus mejores jugadores, como ocurrió en la primera semana con algunos rivales de Cuba.
Además, es importante estar atentos a Serbia, que abrirá contra Países Bajos en otro enfrentamiento entre aspirantes directos a París. Si los balcánicos tuvieron un debut complicado, en la próxima fase podrían ver su sueño olímpico desmoronarse por completo. Ello puede estar en manos de Estados Unidos, Argentina o Canadá, sus otros adversarios.
El equipo #Cuba de Voleibol masculino avanza en su empeño por clasificar a los Juegos Olímpicos de #París2024. En una excelente primera ronda de la VNL acaba en 3er lugar con 3-1 y 10 puntos, ganando 25 puntos en el ranking para ubicarse 9no y estar en zona de clasificación. #InderCuba pic.twitter.com/mh6Du9h1dg
— Raúl Fornés Valenciano (@RaulFornes) May 26, 2024
La hora de la definición
La tercera semana de la VNL, que se llevará a cabo del 18 al 24 de junio, todavía se muestra lejana para hacer un análisis objetivo de todas las variables y probabilidades en juego. Sin embargo, para entonces, todas las selecciones deberán contar con sus mejores jugadores, y nadie regalará nada. Los cubanos aterrizarán en Eslovenia y tendrán un partido crucial contra Serbia el día 20, al que pueden llegar con el boleto casi asegurado, o podría convertirse en un duelo decisivo entre ambos. Más adelante, se enfrentarán a la selección anfitriona, actualmente en el quinto lugar del ranking y también casi asegurada para París; Bulgaria (20), que podría ser el rival más asequible; y cerrarán su participación el 23 ante Polonia, actual campeona de la VNL y líder del ranking.
En este momento decisivo, hay buenas posibilidades de que la selección cubana cuente nuevamente con su destacado opuesto, Jesús Herrera, quien se perdió los primeros partidos debido a una lesión. También podría regresar el auxiliar José Miguel Gutiérrez, quien podría estar listo desde la segunda semana y desempeñaría un papel importante junto a las estrellas del equipo, Marlon Yant y Miguel Ángel López.
Este par, junto al capitán Roberlandy Simón, ha sido clave en el ataque de Cuba en busca de un sueño complicado, pero que, al observarlos jugar, parece cada vez más alcanzable. Es gratificante para aquellos que crecieron viendo a la selección cubana de voleibol competir entre las potencias mundiales, presenciar este renacer lleno de esperanzas, aunque en la nueva realidad deban mirarse los partidos con una perspectiva matemática.