Día de la Candelaria: ¿está en peligro la costumbre?

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El dos de febrero, varios países iberoamericanos y de tradición católica conmemoran el día de la Virgen de la Candelaria. Cuba también se une a esta costumbre, aunque a menudo parece que, en medio de la ardua rutina diaria, estos pequeños actos espirituales se pasan por alto.

Aunque las generaciones más jóvenes puedan desconocer parte de la historia de la Virgen de la Candelaria, se ha transmitido de boca en boca que este día es propicio para cortarse las puntas del cabello, o para aquellos que disfrutan de cultivar plantas, realizar podas. Realizar estas actividades en esta fecha asegura, según la tradición y la fe, que las plantas crecerán sanas y fuertes.

La Candelaria es una Virgen venerada en diversos municipios de Cuba, y de hecho, hace casi medio siglo, algunos pueblos y villas celebraban esta fecha como una fiesta patronal. Uno de los festivales más destacados se lleva a cabo en la provincia de Camagüey, donde la devoción mariana coincide con la fundación de la Villa de Santa María del Puerto Príncipe, siendo la Virgen de la Candelaria la patrona de Camagüey.

Mientras tanto, en la Iglesia católica se aprovecha este día para bendecir las velas que se utilizarán en la liturgia durante el año. Las personas, sean practicantes o no, acuden a peluquerías o se recortan en casa algunas puntas del cabello, ya que, a pesar de los cambios y de cómo las tradiciones y rutinas se transforman con el tiempo, siempre persiste algo de ellas.

Para quienes creen en una espiritualidad más energética, este día puede ser una oportunidad para desprenderse de lo antiguo o, como dice un conocido refrán cubano: “cortar por lo sano”. Puede considerarse un momento de renovación y renacimiento.

En la religión afrocubana, la Virgen de la Candelaria es identificada con la diosa Oyá, patrona de los cementerios, lo que enfatiza la interconexión entre la vida y la muerte a lo largo del día. Uno de los símbolos que representa a la diosa afrocubana es un moño o látigo de cabello hecho con la crin de los caballos. Según la práctica, Oyá utiliza esto para dominar a los muertos.

Foto: Jorge Luis Borges

Además de todas estas creencias religiosas, cortarse el cabello el dos de febrero se ha convertido en una forma de honrar y recordar a las abuelas y tías cubanas, quienes durante muchos años sacaron las tijeras o te llevaron a la peluquería del barrio: “para cortarte las puntas y que tu cabello crezca fuerte y saludable.”

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