Foto: Susana Vera | Reuters
Recientemente, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió en una rueda de prensa que la humanidad podría enfrentar la futura aparición de un nuevo virus que sería potencialmente más peligroso que el COVID-19.
“No será la última vez que el mundo se enfrente a la amenaza de una pandemia. Según las proyecciones evolutivas, un nuevo virus podría surgir, uno que sea aún más contagioso y letal que el actual”, destacó Tedros, conforme a reportes de medios internacionales.
El alto funcionario de la OMS subrayó que ahora es el momento para ideas, compromisos y liderazgos audaces, para llevar a cabo acciones que nunca se han hecho anteriormente. “Debemos elegir un camino: cooperación, competencia o confrontación”, expresó.
“Si los más desfavorecidos son los primeros en recibir ayuda, si los más vulnerables son los primeros en ser fortalecidos y protegidos, entonces todos nos beneficiamos”, enfatizó posteriormente.
Asimismo, hizo hincapié en que más de 115,000 trabajadores de la salud han perdido la vida a causa del COVID-19 en todo el mundo desde el inicio de la pandemia.
Tedros Adhanom Ghebreyesus también denunció la “escandalosa desigualdad” en la distribución de las vacunas contra el COVID-19, apuntando que más del 75 por ciento de las dosis se han administrado en solo 10 países. “Un pequeño grupo de naciones que fabrican y adquieren la mayoría de las vacunas del mundo controla el destino del resto del planeta”, añadió.
El directivo solicitó que se donen dosis de vacunas al mecanismo COVAX, con el fin de que al menos el diez por ciento de las poblaciones a nivel mundial esté vacunada para septiembre, apuntando hacia una meta del 30 por ciento para finales de año.
“Por lo tanto, hoy pido a los estados miembros que apoyen un esfuerzo masivo para vacunar al menos al diez por ciento de la población de cada país para septiembre”, reafirmó el director general de la OMS.
Tedros Adhanom Ghebreyesus insistió en que el objetivo de esta campaña es vacunar a 250 millones de personas en países de ingresos bajos y medianos en un plazo de cuatro meses, incluyendo a todos sus trabajadores sanitarios.
La campaña se prolongará hasta diciembre, con la intención de inmunizar al 30 por ciento de los ciudadanos de cada nación contra la enfermedad, también subrayó.