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Cimafunk ha experimentado una de las trayectorias más impresionantes en la música cubana en tiempos recientes. Las melodías de «Me voy» y «Paciente» aún resuenan en la memoria colectiva, disfrutando de una gran popularidad entre los cubanos después de su inclusión en el álbum «Terapia», lanzado en 2017. A solo cinco años de su destacada entrada en la escena musical cubana, llenando sus conciertos en La Habana, recibió una nominación a los prestigiosos premios Grammy, otorgados por la Academia de la Música Estadounidense, gracias a su segundo disco «El Alimento».
El próximo mes de febrero en la ceremonia que se celebrará en el teatro Arena de Los Ángeles es incierto; sin embargo, lo que es indiscutible es que marcará el cierre de una fase colmada de éxitos para este joven artista cubano. «El Alimento» ha sido aclamado como una de las mejores producciones musicales a nivel mundial en 2022, un reconocimiento que respalda a quienes vieron en Cimafunk una de las grandes promesas de la música cubana.
Su ascenso ha sido sorprendentemente rápido. Después de conquistar Cuba, rápidamente comenzó a participar en múltiples festivales internacionales y a presentarse de manera constante en lugares emblemáticos de Estados Unidos (como el Blue Note de Nueva York), donde su música ha recibido críticas positivas de las revistas especializadas y de artistas reconocidos tanto en el país como a nivel internacional.
El fenómeno de Cimafunk se puede interpretar de diversas maneras. Por un lado, ha logrado abrir un camino hacia la fusión de la música cubana, especialmente en el mercado estadounidense, y ha sido un ejemplo de autogestión junto a su equipo; algo que se puede observar claramente en las estrategias de promoción que utiliza en sus redes sociales para dar a conocer su trabajo y establecer un diálogo con sus seguidores. Además de estos logros, es importante resaltar su distintivo estilo escénico, una mezcla inspirada en James Brown y en la escena funky estadounidense.
No es casualidad que él mismo haya reconocido la influencia de este ícono de la música estadounidense y de todas las raíces funk que revolucionaron la música norteamericana desde su aparición. Estas influencias han sido incorporadas a la vibrante fusión que caracteriza su obra, en la que también muestra un profundo respeto por la música cubana en sus diversas vertientes. Por ello, en «El Alimento» se destacan colaboraciones con grandes figuras de la música en el país, como La Orquesta Aragón y Chucho Valdés, por mencionar solo dos nombres emblemáticos de la historia musical cubana.
No hay duda de que su carrera, como hemos mencionado, ha sido meteórica. Y aún, utilizando la jerga beisbolera, tiene mucho más para seguir lanzando a velocidades superiores a las 90 millas. Nadie puede anticipar lo que sucederá en la próxima gala de los Grammy estadounidenses en cuanto a los ganadores. Pueden surgir sorpresas y, con suerte, alguna de ellas llevará el nombre de la música cubana. Pero lo que es seguro es que de esa ceremonia emergirá un Cimafunk con renovadas fuerzas y energía para continuar su intensa labor en esa maquinaria creativa que ha construido a lo largo de su carrera.