Gobierno cubano participa en un hito histórico: coronación de Carlos III.

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Foto: AFP

Texto: Hugo León

Este sábado, alrededor del mediodía, tuvo lugar en Londres la coronación del rey Carlos III como soberano de Inglaterra, un evento histórico al que asistió una delegación del gobierno cubano, encabezada por el Vicepresidente de la isla, Salvador Valdés Mesa.

Valdés Mesa llegó a Londres para liderar la representación cubana que participó en la ceremonia, que se llevó a cabo en la centenaria Abadía de Westminster.

Lo acompañaron durante la coronación Ángel Villa Hernández, director general interino de Asuntos Bilaterales del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (Minrex), y la embajadora de la isla en el Reino Unido, Bárbara Elena Montalvo, según una nota de esa cartera.

Con esta participación, Cuba reafirma su presencia en eventos como este en Londres, luego de haber sido invitada a los honores por el fallecimiento de la reina Isabel II, monarca de Inglaterra que murió en septiembre pasado.

La coronación

La corona de San Eduardo, una de las joyas más valiosas del mundo, fue colocada sobre el soberano durante una ceremonia cuyas características se han mantenido a lo largo de los siglos. De hecho, esta lujosa corona fue elaborada en el siglo XVII, y la silla de roble de San Eduardo, donde se sentó Carlos III al momento de recibirla, es considerada el mueble más antiguo del Reino Unido.

El rey, de 74 años, emprendió una procesión desde el palacio de Buckingham hasta la Abadía, acompañado por la reina Camila en un imponente carruaje de madera dorada tirado por seis caballos. Este carruaje fue construido en 1762 y ha sido utilizado en todas las coronaciones desde 1832, según los historiadores.

A pesar de su apariencia tradicional, el carruaje está equipado con todas las comodidades modernas, incluyendo aire acondicionado y calefacción.

La coronación, aunque no tan prolongada como la de su predecesora, fue igualmente deslumbrante, según reseñó el medio británico BBC.

Las insignias más importantes de la ceremonia incluyen la mencionada corona de San Eduardo, una obra de orfebrería que simboliza el poder y la dignidad del monarca, con un valor que supera los cuatro millones 500 mil dólares; las espuelas de oro; el anillo del soberano, como emblema de dignidad real, y cinco espadas que representan los valores y la autoridad del rey.

La ceremonia se inició con el reconocimiento de Carlos III como monarca, momento en el cual el público respondió con la frase “Dios salve al rey Carlos”. Posteriormente, tuvo lugar el juramento, en el que Carlos III prometió respetar las leyes del Reino Unido y mantener el estatus de la Iglesia de Inglaterra como religión del Estado.

A continuación, se llevó a cabo la unción, un momento reservado que se considera tan sagrado que no puede ser presenciado por el público. Después, sucedieron la investidura y la coronación, momentos clave en los que el monarca recibió las insignias reales.

Tras esto, se realizó la entronización y el homenaje, en el cual el rey ocupó su trono para recibir un juramento de lealtad. Históricamente, juraban fe desde el alto clero hasta el heredero al trono, así como las principales figuras de la casa real y los portadores de títulos nobiliarios, pero en esta ocasión solo lo hicieron el arzobispo de Canterbury, el príncipe William y los asistentes en la abadía.

Además, se coronó a Camila, esposa del rey Carlos, como reina consorte, y su unción fue visible para los presentes.

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