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«Es necesario encontrar la forma de que las familias vengan a pasar el día, que tengamos una oferta gastronómica, tanto privada como estatal, donde la gente sepa que podrá almorzar bien a un precio justo», expresó Manuel Marrero Cruz, primer ministro de Cuba, al hacer un llamado para rescatar Expocuba, considerado el mayor centro expositivo del país, que sufre del deterioro que afecta a la gran mayoría de las instituciones estatales.
En noviembre, el recinto será sede de la 38 Feria Internacional de La Habana (FIHAV), después de dos años sin celebrarse debido a la pandemia. Esto, sin duda, ha motivado una nueva reparación.
Actualmente, el local presenta un deterioro estructural, ya que se ha ordenado a los organismos de la Administración Central del Estado y a otras instituciones que se responsabilicen por la recuperación de sus pabellones de exposición. Sin embargo, surgen obstáculos y la falta de recursos es evidente.
Según Marrero, la solución pasará por revitalizar el espacio utilizando medios locales, promoviendo proyectos que aseguren la sostenibilidad del centro durante todo el año, y no únicamente durante eventos regulares como FIHAV.
«Es fundamental rescatar e incluso ampliar todas las instalaciones de recreación, de las cuales muchas están inactivas: las bicicletas, el paseo del trencito, las actividades acuáticas…», agregó.
Es cierto que Expocuba se localiza en una zona alejada del centro de La Habana, pero aún así, en tiempos donde el transporte público no era tan caótico, tanto habaneros como visitantes de otras provincias y turistas solían acudir, especialmente los fines de semana, para disfrutar del parque de diversiones, del lago artificial donde se podían hacer paseos en bote, el bar mirador y diversas opciones gastronómicas.
Situado en el municipio de Arroyo Naranjo, el recinto abarca un área de 600 mil metros cuadrados y cuenta con aproximadamente 25 pabellones. Creado en 1989, como parte de las obras de Fidel Castro, su propósito era exhibir los supuestos logros económicos, sociales y científico-técnicos del país.
La nueva reparación tiene como objetivo restaurar el antiguo esplendor de esta instalación, un intento que se ha repetido en varias ocasiones, con escasos resultados.
Afortunadamente, en esta tarea colaboran tanto empresas estatales como negocios privados, una estrategia que busca incorporar nuevos servicios culturales, gastronómicos y recreativos.
La situación del equipamiento del parque de diversiones es uno de los aspectos más preocupantes. Se trata de tecnología china ya bastante envejecida.
Es habitual que lugares emblemáticos no logren volver a ser lo que eran; la crisis en la Isla afecta y justifica muchas circunstancias. Expocuba, uno de los centros más relevantes del país en cuestiones recreativas, culturales, deportivas y gastronómicas, ha dejado de ser un destino imprescindible para quienes visitan la capital.
Aún más complicado será establecer un circuito de ocio que incluya a Expocuba y otras instalaciones cercanas. Es decir, una conexión más estrecha entre el recinto ferial, el Jardín Botánico, el Zoológico y el Parque Lenin. Aunque la idea está presente, la situación de deterioro de todos esos lugares postergará su implementación.