Mario Balmaseda: la realidad del intérprete; un verdadero artista.

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Foto: RRSS

El actor Mario Balmaseda, galardonado con el Premio Nacional de Cine en 2021, dejó una huella imborrable al crear personajes memorables tanto en el cine como en la televisión y el teatro. Aunque sus caracteres fueron numerosos, Balmaseda supo recorrer, casi hasta el final de su vida, diversas generaciones de actores y directores, a quienes mostró esa “verdad” que lo caracterizaba como intérprete.

Quedaron grabados a fuego en la memoria el Mario que presentó Sara Gómez en De cierta manera (1974), Manolo en La inútil muerte de mi socio Manolo (Julio García Espinosa, 1989) y Otto en La obra del siglo (Carlos Quintela, 2015).

No se puede afirmar que estos tres personajes interpretados por Balmaseda sean exactamente iguales, pero son algunos de los más icónicos que conectan en la memoria a varias generaciones con este actor cubano, recientemente fallecido.

En una entrevista, el propio Balmaseda expresó: “Ninguna película me ha cambiado la vida como De cierta manera. Es la única película que me ha hecho reflexionar sobre el cine; preguntarme: ¿pero esto es cine? ¿esto se puede hacer así?”

En el filme La inútil muerte…, el Manolo de Balmaseda encuentra una reconciliación con el Mario de De cierta…. Aquí vuelve a aparecer la gestualidad que Balmaseda incorporó a sus personajes, la cual no solo representa su vasta experiencia en el teatro, sino también una manera muy particular de concebir a estos hombres cubanos.

En la película dirigida por Julio García Espinosa, Balmaseda alterna su corporalidad entre la de un bailarín y la de un boxeador en el ring.

Con La obra…, Balmaseda lleva sobre sus hombros los ecos de estos personajes pasados, almas masculinas que Carlos Quintela evocó en su colaboración con él, mientras rinde homenaje al propio actor y a los directores con los que trabajó.

Quintela utiliza abiertamente planos de la cinta de Sara Gómez, quizás de manera nostálgica para jugar con la idea de que Mario y Otto son la misma persona. Sin embargo, el miedo que emana del último de los personajes deja más interrogantes que respuestas.

El semblante serio de un Balmaseda que mira a cámara y concentra toda la intensidad de su actuación en su mirada plantea varias preguntas que cada uno puede responder según su propio nivel de análisis.

En los tres filmes, Balmaseda y sus personajes “de ficción” intentan descubrir qué rol juegan en la historia, cómo enfrentarán los conflictos o si permitirán que estos definan sus vidas. Estas películas y sus obras de teatro permanecerán para que podamos redescubrir una y otra vez la verdad del actor que fue Mario Balmaseda.

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