Foto: RL Hevia
Texto: Hugo León
A medida que diciembre llega a su fin y se avecina un complicado 2024 para Cuba, otro elemento que concluirá el año en declive, al igual que la economía, es el dólar. El valor de esta divisa ha experimentado su mayor caída en los últimos meses.
Los anuncios del Gobierno sobre lo que aguardará a Cuba en 2025 parecen haber arrastrado a los dólares y euros en el mercado informal a un descenso abrupto. Desde las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), los precios de las divisas internacionales en Cuba no han dejado de bajar.
Este lunes, por ejemplo, el costo del dólar en Cuba llegó a un nuevo mínimo de 310 CUP, lo que representa una disminución de siete pesos en comparación con su valor del domingo. El euro también ha caído: la moneda europea se redujo en cinco pesos y ahora tiene un costo de 320.
La Moneda Libremente Convertible (MLC) también ha sido afectada, cotizándose este lunes a 260 pesos, tres menos que el domingo.
Las medidas del gobierno impactan en el precio del dólar
Las acciones anunciadas por las autoridades cubanas ante la ANPP incluyen la implementación de una “tasa de cambio flotante”, aunque se desconoce la fecha de inicio y su alcance.
El objetivo del gobierno con esta nueva tasa es regular el mercado cambiario, dado que hasta ahora, el mercado informal de divisas es el que realmente determina y fija los precios de dólares, euros, MLC, y en consecuencia, de numerosos bienes y productos.
Lo curioso es que la reacción del mercado informal ha sido opuesta a lo que muchos esperaban. Normalmente, después de un anuncio de este tipo, se anticipa que las monedas pudieran incrementarse debido a la incertidumbre. Sin embargo, para algunos analistas, lo que ocurrió fue predecible: al anunciarse una tasa más flexible, los compradores se “contenían”, y en este escenario, la respuesta a la baja demanda es una mejora en la oferta.
Sin embargo, como esta medida se inscribe en una dolarización parcial de la economía, aunque el gobierno no lo reconozca abiertamente, resulta complicado, incluso para economistas y analistas, prever qué sucederá a continuación.