El conflicto en Ucrania cumple un año.

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Autor: Hugo León

Después de un año de ciudades devastadas, tensiones a nivel global y un saldo trágico de cientos de miles de vidas perdidas, la guerra en Ucrania marcó su primer aniversario el 24 de febrero. Una fecha sombría que resalta la fragilidad de la paz mundial, sometida a la presión de poderosos intereses en conflicto.

El 24 de febrero del año pasado, comenzó lo que Putin denomina “Operación especial”, mientras que para Occidente es una grave violación de los acuerdos internacionales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y una lucha por la defensa de la democracia.

La ONU presenta cifras escalofriantes que subrayan el costo humano del conflicto: al menos 18,955 civiles se cuentan entre muertos y heridos, además de más de ocho millones de personas desplazadas desde el inicio de la guerra. Los informes de inteligencia de Washington y Moscú también revelan más de 100,000 soldados fallecidos en ambos bandos.

La tensión entre el Kremlin y Kiev continúa

Los líderes de Rusia y Ucrania, Putin y Zelensky, han dejado en claro su objetivo de alcanzar la victoria en el conflicto, una situación que se presenta como un verdadero desafío. El invasor, una potencia nuclear con el segundo ejército más fuerte del planeta, se enfrenta a una Ucrania que persiste en su resistencia y que cuenta con el apoyo militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Este bloque militar ha cumplido su promesa hasta ahora al no enviar tropas a territorio ucraniano; en lugar de esto, han proporcionado armas, municiones y equipo militar para reforzar las fuerzas ucranianas.

Kiev es consciente que derrotar al invasor es una tarea extremadamente compleja, y Moscú ha declarado que la operación continuará “hasta que se alcancen sus objetivos”.

Los “objetivos” según Moscú

En una entrevista en julio de 2022, el ministro de Relaciones Exteriores ruso subrayó que el inicio de la ofensiva tenía como propósito la desnazificación y desmilitarización de Ucrania, así como la eliminación de supuestas amenazas hacia Rusia.

En diciembre, el ministerio de Defensa ruso comunicó que se habían cumplido los objetivos esenciales de la operación, mientras que en fechas más recientes afirmaron que los ataques no estaban dirigidos a civiles, sino que buscaban desactivar la infraestructura militar. La discrepancia entre las afirmaciones y las evidencias visuales es, no obstante, un asunto distinto.

Perspectiva de Occidente

Es probable que sin el respaldo de la Unión Europea (UE) y Estados Unidos, Ucrania no habría logrado resistir el ataque del ejército ruso, lo que hace que la visión de este bloque frente al conflicto sea crucial.

Para Occidente, no solo Moscú ha fracasado en su intento de ocupar Ucrania y derrocar al presidente Volodymyr Zelensky, sino que además, Kiev se encuentra más alineada que nunca con la UE y Washington en cuanto a colaboración. La influencia mediática ha sido un punto fuerte para Zelensky, quien ha visitado Estados Unidos y ha recibido a más de 50 líderes mundiales y jefes de Estado en su país a lo largo de la guerra.

La guerra ha provocado enormes pérdidas económicas a Rusia en términos de suministros y ha generado sanciones que han afectado su industria y economía general. Lo mismo puede decirse de Estados Unidos y sus aliados europeos, quienes han destinado paquetes de ayuda económica y militar a Kiev. En este sentido, el conflicto se ha transformado en una lucha de resistencia y logística más que en una guerra relámpago.

El impacto global de la guerra ha sido tal que algunos analistas la consideran uno de los sucesos más traumáticos de los últimos años, comparable a los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos y a la pandemia de Covid-19 en 2020.

Otros estudiosos argumentan que este conflicto representa uno de los eventos más significativos desde el fin de la Guerra Fría, dado su impacto en la geopolítica y la economía actuales.

La incertidumbre sobre cuándo y cómo concluirá la guerra persiste, y tanto los expertos como la población general parecen incapaces de ofrecer respuestas definitivas. Por el momento, no hay un claro ganador, y Rusia no puede permitirse una derrota, al igual que Occidente, ya que esto podría llevar de nuevo a una era de belicismo como herramienta de política exterior, coinciden los analistas.

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