E.T.: Cuatro décadas de un elemento esencial en la programación infantil de Cuba.

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La película E.T., estrenada en 1982 y dirigida por Steven Spielberg, cumple en 2022 con cuarenta años desde su lanzamiento. E.T. ha sido significativo para muchas generaciones alrededor del mundo. En Cuba, el pequeño marciano que solo aprendió las palabras “teléfono-casa” fue el compañero de numerosos niños a lo largo de los años. E.T. se convirtió en una “víctima” de las tandas infantiles de los domingos, ya que junto a David el gnomo, El hobbit y otros personajes, estuvo presente en la pantalla chica cubana casi tantas veces como el patrón de prueba.

Para dar vida al E.T. que vemos en pantalla, se utilizaron cuatro muñecos diferentes, cada uno diseñado para las necesidades específicas del filme en cada escena. Uno de ellos era un muñeco creado con tecnología animatronic, capaz de ejecutar hasta 100 movimientos distintos.

Los ojos tan distintivos del personaje, que logran inspirar una gran ternura, fueron recreados por el artista de efectos especiales Carlo Rimbaldi. Spielberg le proporcionó imágenes del poeta Carl Sandburg, el físico Albert Einstein y el escritor Ernest Hemingway como inspiración para esos ojos.

Además, se involucró a un actor en la creación del pequeño ser del espacio para las escenas en las que los cables dificultaban más que ayudaban a la producción. Uno de los momentos más icónicos de este tipo es la escena en la que E.T. se emborracha.

Para aquellos fanáticos que desean repetir algunas de las pocas frases de E.T. en la película, es relevante mencionar que Spielberg contrató a una profesora de dicción que dobló al extraterrestre en varios idiomas, incluida la versión en español.

El éxito inmediato del filme y de E.T., por supuesto, lo convierten en una parte indiscutible de la historia del cine, así como de la cultura popular. La obsesión del público con la vida del ser del espacio fue tal que se hizo famosa la historia de un predicador estadounidense que encontró 33 paralelismos entre E.T. y Jesucristo.

Otra influencia menos conocida del filme se aprecia en la saga de Star Wars. En el capítulo uno, La amenaza fantasma, la especie a la que pertenece E.T. se incluyó en este universo bajo el nombre de “asogianos”, representados por el Senador Grebleips, que es Spielberg al revés.

Sin embargo, más allá de las teorías y de los jóvenes Drew Barrymore y Henry Thomas, el filme continúa llegando y afectando a nuevas generaciones, porque aborda un sentimiento tan universal y desinteresado como la amistad.

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