Foto: Cuba Noticias 360
Texto: Hugo León
Una nueva central flotante turca, conocida como Cankuthan Bey, llegó este domingo a la Bahía de La Habana, según reportes de fuentes locales.
Esta central cuenta con una capacidad de generación de 80 MW y arribaba en un momento crítico de crisis energética, que ha provocado apagones en todo el país durante varios días. Aunque la capacidad adicional que aporta al sistema eléctrico nacional no resuelve la crisis, al menos ayudará a satisfacer las necesidades del occidente del país.
El déficit energético nacional supera los mil 500 megawatts diariamente, lo que implica que más del 40 por ciento del país queda a oscuras durante las horas pico de consumo.
La Cankuthan Bey es propiedad de la empresa turca Karpowership y llega a la capital cubana procedente de Panamá.
Hasta el momento, la Unión Eléctrica de Cuba (UNE) no ha emitido declaraciones oficiales sobre la llegada de la central flotante, por lo que se desconoce tanto las condiciones como el costo de arrendamiento. Situaciones similares han ocurrido con las barcazas que han llegado a Cuba en diversas ocasiones anteriores.
Karpowership ha enviado un total de ocho centrales flotantes a Cuba, de las cuales actualmente permanecen seis en la isla.
En La Habana se encuentran la Belgin Sultan, Suheyla Sultan, Erol Bay y ahora la Cankuthan Bey. En Mariel está la Ela Sultan, y en Santiago de Cuba se halla la Erin Sultan.
¿Cuál es la participación de las centrales eléctricas flotantes turcas en la demanda eléctrica de Cuba?
Cuando la octava unidad turca de este tipo arribó a Cuba en febrero de 2023, la capacidad total de generación del grupo alcanzaba aproximadamente 770 MW, casi una cuarta parte de la demanda que supera los tres mil MW en la Mayor de las Antillas. Aunque esta cifra ha disminuido considerablemente, todavía se mantienen más de 400 megawatts contratados.
Estas centrales han sido una solución rápida y eficaz para abastecer la demanda eléctrica, pero su coste de arrendamiento representa una carga financiera para el país, ya que millones de dólares que podrían invertirse en las termoeléctricas existentes o en la construcción de nuevas instalaciones se destinan a su mantenimiento.