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Artículo: Alejandro Varela

Nueve meses después del último out, la espera ha llegado a su fin y Cuba se prepara una vez más para disfrutar de su pasatiempo favorito. Las cortinas de la Serie Nacional 61 se abrirán este domingo en Granma, dando inicio a un campeonato que, si bien mantiene una estructura similar a la anterior, promete ser muy diferente.

El regreso de los aficionados a los estadios será el primer aspecto que marcará la nueva temporada de 75 partidos por equipo. Hay que recordar que la Serie 60 se llevó a cabo sin público debido a las restricciones impuestas por la Covid-19. Aunque puede parecer contradictorio que ahora se permita la presencia de espectadores cuando los casos son considerablemente más altos que a finales de 2020 y principios de 2021, esta medida no ha generado cuestionamientos significativos. Parece que el público ha comprendido que la vida debe seguir y que debemos adaptarnos a la nueva realidad que la pandemia ha impuesto.

Sin embargo, el aforo será limitado y dependerá de la situación epidemiológica en cada provincia. Por otro lado, los precios de las entradas aumentarán, en consonancia con la nueva economía que rige el país, y variarán según el estadio. Estoy seguro de que tendremos más que discutir sobre este tema en el futuro.

Otro aspecto que condimentó la pretemporada fueron los nuevos uniformes e indumentaria suministrados por la marca Teammate. Sin duda, que esta firma internacional, también patrocinadora de la WBSC, asuma el equipamiento del certamen es un gran beneficio. No obstante, es inaceptable que un evento que busca elevar su nivel presente deficiencias y errores en los diseños de algunos equipos.

En cuanto a lo estrictamente competitivo, el primer indicador que sugiere una competición de menor calidad que la anterior es la cantidad de novatos que debutarán este año. ¿La razón principal? La significativa cantidad de abandonos y salidas de jugadores en los últimos meses. Solo necesitamos recordar los casos más destacados del preolímpico y del mundial sub-23, junto a muchos otros que, aunque menos mediáticos, también se contabilizan.

Un total de 147 jugadores se incorporarán oficialmente a la contienda este año, un número que también se beneficia del aumento de los rosters a 40 peloteros. Guantánamo, La Isla y Artemisa, precisamente los tres equipos menos destacados según los especialistas, agrupan la mayor cantidad de debutantes en sus plantillas, con 15, 14 y 12, respectivamente.

En la parte alta de la tabla, Granma, Matanzas y Las Tunas, los tres que ocuparon el podio en la Serie 60, repiten como favoritos con amplias posibilidades de conseguir medallas nuevamente. A pesar de las ausencias, lo que es habitual en cualquier selección, estos equipos han sabido conservar jugadores de calidad en cada posición del juego.

Un peldaño por debajo en términos de aspiraciones se sitúa otro grupo que incluye a Industriales, Santiago de Cuba y Pinar del Río, tres de los históricos que también fueron protagonistas en los playoffs del año pasado.

Los espacios restantes para la postemporada probablemente estarán en disputa entre Camagüey, Mayabeque, Cienfuegos, Ciego de Ávila y Sancti Spíritus, aunque no se pueden descartar a Villa Clara y Holguín, que sin duda contarán con el respaldo de dos experimentados directores como Pedro Jova y Héctor Hernández, respectivamente.

Aprofundizar en pronósticos resulta, como se ha demostrado, una actividad poco productiva; es imposible prever el desarrollo de un campeonato tan extenso y lleno de matices basándose solo en un papel y un par de amistosos. Lo que sí podemos anticipar es el sabor agridulce que acompañará la llegada del playball.

Muchos acudirán a los estadios con entusiasmo tras meses sin actividad deportiva en el país, deseosos de volver a vivir la pasión que el béisbol representa en Cuba. Sin embargo, también se sentirá una nostalgia por un torneo cada vez más repleto de veteranos y nuevas promesas que carecen de grandes habilidades.

Se extrañará escuchar sobre las hazañas de César Prieto, o la racha de victorias de Lázaro Blanco, por ofrecer solo un par de ejemplos de las estrellas que ya no estarán. Pero así es la realidad del béisbol cubano en este siglo, y debemos aprender a convivir con ello.

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