Foto: FIFA
Texto: Hugo León
Controversias en el proceso de selección de la sede, críticas sobre las condiciones laborales en los preparativos, derechos de las mujeres y de la comunidad LGBTI… en medio de estas y otras polémicas, dio inicio el Mundial de Qatar.
El partido inaugural terminó con un triunfo de Ecuador por dos goles a cero contra el equipo local, Qatar, de quien incluso surgió el rumor de un posible amaño del juego, aunque nunca se logró comprobar.
Desde el momento en que Qatar fue elegida para organizar el evento, se encendieron las alarmas por presuntas irregularidades. Posteriormente, en 2014, una investigación del medio británico Sunday Times reveló que el país árabe había pagado cerca de cinco millones de dólares en sobornos para asegurar apoyos a su candidatura.
Este hecho fue negado por el comité organizador de Qatar, que también rechazó otra investigación del mismo periódico, publicada cuatro años más tarde, en 2018, en la que se acusaba a Qatar de difundir propaganda negativa contra sus principales competidores en la carrera por la sede: Australia y Estados Unidos.
El primer Mundial en noviembre
Qatar era considerada una sede de alto riesgo debido a las elevadas temperaturas, de acuerdo con informes de la propia Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol (FIFA), lo que resultó en que la competición se llevara a cabo en invierno por primera vez en la historia del torneo.
En la pequeña nación, las temperaturas superan los 50 grados Celsius, lo que llevó a implementar esta medida excepcional.
Trabajadores migrantes y miles de supuestas muertes
En la construcción de los estadios para el Mundial de Fútbol que comenzó este fin de semana, trabajaron decenas de miles de personas, la mayoría de ellas inmigrantes, según organizaciones internacionales. De hecho, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que más del 90% de la mano de obra en Qatar es inmigrante.
Medios y organizaciones internacionales han criticado las condiciones laborales bajo las que los trabajadores construyeron las instalaciones para el Mundial, enfrentándose a tareas peligrosas en condiciones de calor extremo y con salarios bajos.
Según el periódico inglés The Guardian, el número de trabajadores fallecidos en Qatar desde 2010, cuando el país fue designado como sede del torneo, alcanza las 6,500 personas.
El comité organizador de Qatar, por su parte, sostiene que el número de muertos relacionados con el trabajo en los estadios de la Copa del Mundo es de solo tres, más de 30 no relacionados con el trabajo.
Mientras tanto, la OIT reporta que solo en 2020 murieron alrededor de 50 trabajadores y más de 37,000 sufrieron algún tipo de lesión ese año.
Situación de los derechos en la sede
En Qatar se aplica la ley Sharia, que penaliza severamente ciertas conductas y actividades, como el consumo de alcohol y las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo.
Durante los preparativos para el Mundial, desde Qatar se anunció que se recibiría con tolerancia a los turistas de la comunidad LGBTI, aunque se solicitó también respeto por las tradiciones del país anfitrión y se exigió la prohibición de demostraciones de afecto entre personas del mismo sexo.
De hecho, las selecciones europeas que iban a portar el brazalete LGBTI, un distintivo multicolor llamado «One Love», decidieron no utilizarlo tras las advertencias de la FIFA de sanciones deportivas para los jugadores.
Asimismo, otras críticas han surgido en torno a la elección de una sede que no brinda libertad e igualdad a las mujeres. En Qatar existe un sistema de tutela masculina que somete a las mujeres a la autoridad de su padre, esposo, hermano o pariente masculino, a quienes deben solicitar permiso incluso para estudiar, trabajar o casarse.
Cancelaciones y exclusiones
En un gesto poco habitual, la FIFA excluyó a la selección rusa del Mundial, incluso antes de que este equipo disputara su partido de eliminatorias contra Polonia. Este encuentro fue cancelado y Rusia fue eliminada del torneo.
Esto ocurrió porque tanto la FIFA como la UEFA decidieron que, tras la invasión rusa a Ucrania, todos los equipos rusos, ya sean clubes o selecciones nacionales, estarían suspendidos de las competiciones de ambas entidades hasta nuevo aviso.
El caso llamó la atención, ya que siempre se destacó la separación del deporte y la política. Además, la FIFA no excluyó, por ejemplo, a Estados Unidos tras su invasión a Afganistán o Irak, ni a Arabia Saudita tras su ataque a Yemen.
No obstante, no es la primera vez que sucede algo así. En 1992, la UEFA y la FIFA expulsaron a Yugoslavia de sus torneos tras las sanciones de la ONU debido al estallido de la guerra en los Balcanes.